El Mundo
“Sense Soroll” anuncia que Santa Clara no acogerá más ferias gastronómicas.
Levante
El ayuntamiento prohíbe que se saquen vasos y botellas a la calle en las tascas
Levante de Castelló, Castelló
El Ayuntamiento de Castelló se ha comprometido a impedir que se saquen botellas y vasos a las calles en la zona de las tascas, hasta que se conozca la viabilidad del consumo en la vía pública. Esta es una de las principales cuestiones que la Associació Castelló Sense Soroll y el ayuntamiento trataron en la reunión que mantuvieron el pasado martes, en la que, según afirma el colectivo en un comunicado, también participaron vecinos afectados por el ruido en esta zona de la ciudad.
Además, en esta reunión en la que participaron los concejales Carmen Amorós y Gonzalo Romero, se aseguró que no se realizarán mediciones acústicas adicionales en la zona de las tascas de la plaza Santa Clara, ya que en la actualidad se están realizando las mediciones del mapa acústico. El ayuntamiento también facilitará las licencias de los locales de la zona a esta asociación, para que puedan estudiar el cumplimiento de la licencia de actividad por los locales.
El ayuntamiento, además, se comprometió a que todas las ordenanzas municipales se publiquen en la página web municipal, para que sean conocidas por todos los ciudadanos. Asimismo, se estudiará con la contrata de los servicios de limpieza que se blinden los horarios para evitar que se moleste a los vecinos. Según afirma la Asociació Castelló Sense Soroll, esta reunión supuso «una primera toma de contacto donde los vecinos expusieron los problemas fundamentales que sufren, debido a los ruidos y a la suciedad» . Según la asociación, estos problemas se deben «al consumo de bebidas y alimentos que se realizan en la zona de las tascas y al abuso de las terrazas y los eventos en la plaza Santa Clara» .
Mediterráneo
´SENSE SOROLL´.
Malestar de los residentes de Santa Clara por las terrazas
11/11/2007 REDACCIÓN
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/noticia.asp?pkid=336278
Una representación de la Asociación Castelló Sense Soroll se entrevistó ayer con los concejales Carmen Amorós y Gonzalo Romero, en la primera toma de contacto de la plataforma. En ella, los vecinos expusieron los problemas fundamentales que sufren, debido a ruidos, inaccesibilidad a sus viviendas y suciedad, y ello derivado del consumo de bebidas y alimentos que se realiza en la calle en la zona de las tascas y del abuso de las terrazas y de los eventos en la plaza de Santa Clara. La asociación considera responsable de estas molestias al incumplimiento sistemático de la normativa por parte de los locales de restauración.
Elperiòdic.com
La Associació Castelló Sense Soroll se reúne con una representación del equipo de gobierno para exponer sus quejas
El pasado martes se llevó a cabo una reunión en el Ayuntamiento, entre los concejales del equipo de gobierno Carmen Amorós y Gonzalo Romero y la Associació Castelló Sense Soroll con vecinos socios afectados de la zona de las tascas y plaza de Santa Clara. También asistieron un funcionario policial y un técnico de actividades.
La reunión supuso una primera toma de contacto, donde los vecinos expusieron los problemas fundamentales que sufren, debido a ruidos, inaccesibilidad a sus viviendas y suciedad, y ello derivado del consumo de bebidas y alimentos que se realiza en la calle en la zona de las tascas y del abuso de las terrazas y de los eventos en la plaza de Santa Clara. La Asociación considera responsable estas molestias denunciadas al incumplimiento sistemático de los locales de restauración respecto de la normativa vigente en materia de ruido, actividades, drogodependencias y ordenanzas municipales, tanto la de ruido y vibraciones como la de vía pública.
En la larga reunión, de más de dos horas, los vecinos expusieron detalladamente las quejas de la zona, tanto las descritas, como otras referidas a los horarios de los servicios de limpieza, de los eventos, incluidos los horarios de montaje y desmontaje, la falta de atención policial cuando se les ha requerido…
Por su parte el Ayuntamiento, manifestó que a pesar del contenido de la Ley de Drogodependencias sobre prohibición de alcohol en la calle, ésta deja la posibilidad de que el Ayuntamiento pueda regularlo en una ordenanza, manifestando que esta existe desde el año 1986, pero no se aportó a la reunión ya que no habían podido ser localizada. Manifiesta también que los eventos de la plaza de Santa Clara se han reducido al máximo este año, y que estos se han trasladado a otras plazas, y los que se mantengan serán sin servicios de restauración.
Para empezar a trabajar en la zona, se han adquirido los siguientes compromisos:
1. Localización de la ordenanza/bando de 1986 que regula el consumo en la calle en las zonas de las tascas, y solicitar un informe jurídico sobre la vigencia de la misma y la compatibilidad de la Ley de Drogodependencias.
2. Facilitar las licencias de los locales de la zona a la Asociación y estudiar el cumplimiento de la licencia de actividad y de vía pública por los locales.
3. Estudiar con la contrata de limpieza (FCC) los horarios de limpieza, blindando el horario de descanso de los vecinos (hasta la 8,00 de la mañana).
4. Mientras no se conozca la viabilidad del consumo en la calle, impedir que se saquen a la calle botella, vasos y elementos de cristal en general.
5. Blindar los horarios de montaje y desmontaje de las ferias de la Plaza en horario nocturno.
6. Los eventos que se realicen en la Plaza se realizarán sin restauración.
7. Se protegerá el monolito del centro de la plaza de Santa Clara con maceteros con plantas, para evitar la presencia continua de patinadores, evitando su deterioro, el ruido que producen y proporcionando un "toque" verde a la plaza.
8. También se alcanzó el compromiso de que todas las ordenanzas municipales se publiquen en la página Web del Ayuntamiento, para que sean conocidas por todos los ciudadanos.
La Asociación manifestó su deseo de que el Ayuntamiento, a través de la Policía o de los técnicos, midiese el ruido que se genera en las calles de las tascas, y que es el eje principal de las denuncias, pero los responsables del Ayuntamiento manifestaron que se estaban realizando las mediciones del Mapa Acústico y que era inminente la medición en esta zona, por lo que no tenía sentido realizar otras mediciones adicionales.
Las Provincias
Marinero en tierra
Del guateque al botellón
11.11.2007 -
http://www.lasprovincias.es/valencia/prensa/20071111/valenciana/guatequeal-botellon-20071111.html
Quienes hayan tenido la ocasión de comprobar los recintos públicos donde los jóvenes se reúnen semanalmente para practicar el botellón habrán podido comprobar que los bárbaros existen. Los recintos llenos de botellas vacías, cristales rotos, bolsas abandonadas y olores nauseabundos por todos los rincones acaban siendo señales de que nuestra especie no camina hacia delante sino hacia atrás. Acaban siendo señales de que los primates y el estado de naturaleza no son el punto de partida de la civilización sino un punto de llegada cada vez más inminente.
Por muchas ordenanzas municipales que lo regulen y por muchas brigadas de policía local que se desplieguen imaginativamente, los jóvenes acaban encontrando espacios alternativos donde practicar y hacer el botellón. Más allá de encontrar un lugar donde tomarse unos tragos, lo importante de lo que llamamos el botellón no está sólo en lo barato que resulta para las maltrechas economías de los jóvenes sino en el conjunto de prácticas sociales y ritos de socialización que lo acompañan. Me refiero al hecho de que se trata de hacer el botellón. Los jóvenes no se reúnen únicamente para emborracharse, quienes sólo vean el alcohol detrás del fenómeno del botellón apenas si están entendiendo nada de la vida juvenil.
El botellón no se improvisa y hay que prepararlo. No es lo mismo poder ir en coche con algún colega que ya tiene permiso de conducir que tener que ir andando. Al principio de mes el alcohol suele ser de mayor calidad y la oferta de las mezclas es más interesante. Al finales de mes cuando el presupuesto ha desaparecido entre fotocopias, bonobús, apuntes y algún que otro almuerzo en la cafetería de la facultad, el surtido es menor. Entonces no queda más remedio que acudir a las marcas blancas y Hacendado triunfa por doquier. Hay rincones donde el alcohol es resignadamente de garrafa, es el botellón del proletariado juvenil. Hay rincones donde el alcohol es de marca e incluso puede haber vodka de calidad o whisky de malta, es el botellón de la nobleza. Hay rincones donde los jóvenes no disponen de coche ni de maletero para organizar las mezclas o preparar los vasos, son los rincones del lumpenproletariado juvenil donde la copa se transforma en calimocho.
A ningún joven se le ocurre ir por libre en el botellón. El móvil y los mensajitos permiten distribuir las responsabilidades del grupo de manera que se pone en marcha todo un sistema de distribución de cargos relacionados con la organización del evento. Hay un departamento de compras que tiene localizado el supermercado que cierra más tarde, la tienda o la gasolinera de la que surtirse. Hay un departamento de marketing que anuncia quiénes vendrán esta noche y donde se irá después. Hay un departamento de producción que hace las mezclas del que suelen apropiarse los más espabilados y con mayor antigüedad en la movida. Incluso hay un departamento de seguridad y prevención de riesgos que suele corresponder al usufructuario del vehículo. Lo que no hay todavía es un comando de limpieza que someta los espacios a la prueba del algodón.
Además de un problema de orden y salud pública, el botellón es la expresión de una nueva cultura juvenil. Esta semana en la que se han hecho públicos los datos del Observatorio Juvenil de la Comunidad de Madrid nos hemos enterado que casi el 70% de los jóvenes practica botellón. Los solares y nuevos campus universitarios que han proliferado en determinadas ciudades se convierten durante jueves y fines de semana en espacios atractivos para la práctica de estos rituales.
En este sentido, el botellón no describe una moda coyuntural de los jóvenes sino un problema estructural del ocio y la vida cotidiana de los jóvenes. Cuando siete de cada diez universitarios practican el botellón lo hacen porque se ha convertido en parte de su estilo vida, de su rutina semanal y de su tránsito a la condición de adulto mileurista.
El perfil de esta nueva cultura juvenil no puede definirse únicamente por el botellón. Los datos nos dicen que se trata de una generación más sensibilizada con las causas solidarias, comprometida circunstancialmente con actividades de voluntariado, políticamente poco movilizada y deudora de una vida familiar en la que se sienten cómodamente instalados sin necesidad de enseñar el carnet Jove.
Lo preocupante del valor que tiene el botellón entre los jóvenes no está sólo en el alcohol, está en el hecho de que no se les ocurren formas de ocio alternativas. Quienes crecimos en la cultura juvenil de los guateques no sólo lamentamos que esta subcultura del botellón es más bárbara y menos civilizada, también comprobamos que es menos imaginativa y más pragmática. A diferencia del botellón, el guateque no era un acto masivo, gregario o abierto a todos los públicos. A diferencia de las explanadas donde se hace el botellón, había que saber jugar con las músicas, con las luces, con los instantes y con las distancias. Por mucho que digan los psicólogos y sociólogos, con el paso del guateque al botellón lo que de verdad se ha perdido es el sentido del misterio.
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