viernes, 2 de noviembre de 2007

Viernes 2 de noviembre de 2007

El Mundo

Castelló Sense Soroll insiste en controlar la zona de las tascas pese a carecer de apoyos políticos.

El Ayuntamiento concede una cita a la asociación vecinal tras tres meses de peticiones.

M.S. / C.C.















Levante

La fiesta de Halloween deja un rastro de basura y suciedad en el Carmen

Los vecinos critican la falta de policías

Levante-EMV, Valencia.

http://www.levante-emv.com/secciones/noticia.jsp?pRef=3708_16_364432__Valencia-fiesta-Halloween-deja-rastro-basura-suciedad-Carmen

La celebración de Halloween la noche del jueves al viernes en Valencia se convirtió para los vecinos del centro histórico en una pesadilla, por la duración de la algarabía, la intensidad de los escándalos que armaron los asistentes en diferentes calles y plazas y el grado de degradación que se podía apreciar ayer por la mañana( y hasta mediada la tarde) en zonas que atravesaban atónitos los turistas de este puente soleado.

La celebración se convirtió a partir de la medianoche del jueves en una concentración de miles de personas en la plaza del Carmen y calles adyacentes y la marabunta llegó a ocupar la plaza de San Jaime, el Tossal y la plaza de Vicente Iborra, cuyos jardines ofrecían ayer por la mañana el aspecto de haber pasado una manada de vándalos.

Todas estas calles amanecieron con restos de botellas rotas, vasos y garrafas gigantes de plástico con restos de vino y otros licores de mayor contenido en alcohol. El rastro de la celebración seguía ayer por la tarde en toda la calle de Bolsería, en cuyas zanjas rebosaban basuras y restos de disfraces. Delante de algunos comercios de la plaza del Tossal no cabían más latas de cerveza y vasos usados. Los desperdicios se acumulaban asimismo debajo de los bancos llenos de suciedad.

Incluso después que pasara la brigada de limpieza, las deyecciones y orines, desbordaban las aceras y corrían desde las dos aceras de la plaza de San Jaime, la calle de Busianos, hasta llegar (hay pendiente) al Tossal donde el pringue seguía ayer a media tarde, porque en toda esta área no se había baldeado.

Aunque los gritos de los asistentes, que ocupaban esos espacios, se prolongaban durante toda la noche- hasta entrada la madrugada-, no hubo ninguna presencia policial que pusiera límite a la fiesta salvaje. Y mucho menos para hacer pruebas a quienes luego salían conduciendo bebidos o cargados de otras sustancias.

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