sábado, 3 de noviembre de 2007

Sábado 3 de noviembre de 2007

Faro de Vigo

¿El botellón es un derecho o un problema?

Javier Sánchez de Dios / Santiago

http://www.farodevigo.es/secciones/noticia.jsp?pRef=3163_4_176046__Galicia-botellon-derecho-problema

El botellón hoy es un fenómeno social, y algunos creen que un problema muy difícil de resolver. ¿Lo consideran ustedes realmente un problema social? ¿Qué se puede hacer con él?

- juan c. quintela. Para nosotros, para el movimiento vecinal, la respuesta es clara: desde luego es un problema. Y lo es porque afecta directamente a derechos individuales, como es el derecho a dormir, a descansar, y el que hay a divertirse, al ocio. Pero afecta tamben a otros, como el derecho a la salud pública, a la seguridad ciudadana, a la limpieza urbana y en general al bienestar de un colectivo mayoritario como es el de los vecinos. Aparte de que provoca efectos colaterales perniciosos, como el vandalismo o su repercusión en los accidentes de tráfico. El movimiento vecinal ya ha exigido soluciones, aunque de momento sin mucho éxito.

- melchor roel. No, no es un problema sino una forma legítima de ocio. Es cierto que acarrea una serie de problemas, pero no lo es en sí mismo. Nadie diría que una verbena, por ejemplo, es un problema por sí mismo, aunque pueda en algún momento crearlos. El punto más agudo del tema botellón aparece cuando se realiza en zonas habitadas porque hay gente que reclama con toda razón su derecho legítimo al descanso, y eso provoca confrontación e imputaciones injustas de vandalismo, etcétera. Más que hablar del problema botellón hay que hacerlo de los que causan las maneras de algunos y los lugares en que se realiza.

- marta Álvarez. Para mí está claro que tenemos un problema con el botellón, y llevo defendiendo esa postura desde hace años. Los vecinos tienen un problema, y por tanto es un problema de ciudad, que nos afecta a todos. Nos encontramos con quejas permanentes de ciudadanos que tienen toda la razón del mundo, porque se está vulnerando su derecho al descanso. ¿Se puede conjugar ese derecho con el botellón? Yo creo que si ponemos a ambos en una balanza prevalece el derecho a dormir sobre el de divertirse, porque éste no implica necesariamente el ruido, el alboroto, etcétera. Hay un derecho de todos frente al de unos cuantos.

- quintela. Es cierto que hoy la noche se convierte para muchos jóvenes en un lugar de escape, fuera del control familiar o político, donde pueden "gobernar", entre comillas. Pero eso no justifica que el ejercicio de eso desemboque sistemáticamente en el consumo de alcohol, que es muy perjudicial. Cada uno es libre, pero se crea un conflicto social, y se invaden lugares públicos sin ningún tipo de permiso, produciendo inseguridad. Y por eso reclamamos presencia policial, como elemento disuasorio de mucha gente que es conflictiva. Lo contrario es un caos, una falta de respeto a la propiedad que es de todos, al mobiliario urbano. E insisto en el riesgo que el botellón conlleva hacia los propios jóvenes, para su seguridad y para su salud. Y casos vemos a diario.

- roel. A ver, ¿es un problema de generación perdida, de salud pública, de orden, de seguridad? Yo creo que los enfoques se dirigen más hacia las molestias que genera la forma de ocio que a su supuesta maldad intrínseca. ¿Lugares? Bien, en ocasiones de concierto, o de verbena, se hace en un barrio y nadie se molesta. La basura, el ruido, incluso a veces la violencia, ¿no existía antes del botellón? Es evidente que sí, que existía. Por tanto, para resolver los problemas hay que dimensionarlos, definirlos con exactitud. Y hay muchos aspectos relacionados con la educación cívica de quienes participan. Se ha hablado de moda, yo no lo creo porque las causas del botellón son básicamente económicas y culturales, y al menos la economía tiene poco de moda.

- Álvarez. Sobre modos y lugares en que se practica el botellón creo que conviene puntualizar, porque la calle no está para beber, para eso están los locales con licencia específica y que además pagan impuestos. Lo otro es una moda y genera un problema social. Y aparte hay un problema de salud para los propios jóvenes, con comas etílicos, etcétera. Yo tampoco relaciono el botellón con el vandalismo, para nada, porque no todo el que está es un vándalo, pero sí con un problema de salud pública, derivado de la limpieza. Y ahí sí que hay una falta de responsabilidad grave en la gente del botellón, porque nadie de los que está allí recoge lo que ensucia. Nosotros hemos tenido botellones de seis mil personas que dejan varias toneladas de basura sin recoger.

- roel. Me parece a mí que no estaría de más hacer una especie de radiografía de quiénes van al botellón. Se trata de gente que normalmente todavía no trabaja, gente que está entre los veinte y los veinticuatro o veinticinco años, cuyos ingresos semanales provienen evidentemente de sus padres y que están entre los diez y los treinta euros, y son gente en definitiva que busca gastar poco para divertirse. ¿Que esa diversión consiste sólo en beber y en beber mucho? Pues yo no lo creo, ésa es una visión simplista: van a beber alcohol, y no beben lo mismo que si van a un bar, y también beben, y acuden al botellón por una cuestión de comodidad, mayor que en los bares, a la hora de pasar un rato, de ligar o de divertirse.

- Álvarez. Es verdad lo que se ha dicho aquí sobre el civismo, que tenemos un problema de concepto de educación cívica. Por eso nos vendrá bien la educación para la ciudadanía, dicho sea de paso. Y nada tiene que ver con generaciones perdidas: ésta es una de las mejor preparadas de la historia, pero en educación cívica, cero. Aunque es verdad que la falta de civismo no es sólo del botellón -donde por cierto, no sólo se va a beber, sino que se va a beber mucho-, como es cierto que resulta responsabilidad de todos, y creo que los padres tienen mucho que decir en este asunto. Un treinta por ciento de quienes van al botellón son menores de edad, y yo me pregunto dónde están los padres de esos chicos y esas chicas.

- quintela. Las organizaciones vecinales gallegas nos hemos reunido con jóvenes vecinos de toda España, y podemos decir que la gente joven es consciente de lo que pasa, pero no es capaz de hallar solución para su, que es nuestro también, problema. No hay varitas mágicas, hay que trabajar mucho: estamos dialogando con la Xunta para organizar unas jornadas con expertos que propongan soluciones. Porque vemos además que hay gente, vecinos, que están en fase de auténtica angustia, con problemas de ansiedad, y pueden surgir incidentes. Y desde luego estoy de acuerdo con la referencia que se ha hecho a los padres, que tienen que tomar una posición más activa en la búsqueda de soluciones y en el control de sus hijos.

- La cuestión es cómo se resuelve el botellón, tanto si se considera un problema como si sólo lo es su consecuencia...

- quintela. No hay varitas mágicas, como se ha dicho ya, y por tanto habrá que buscar soluciones a los diferentes problemas. En primer lugar, a la concentración, porque causa ruido, plantea secuelas de suciedad o de salud pública y potencia la posibilidad de altercados. Y sobre todo hay que aplicar sanciones; lo siento mucho, pero si alguien incumple la ley tendrá que pagar, porque la ley está ahí y es preciso aplicarla con rigor. La presencia policial es también muy conveniente como elemento preventivo. Aparte, ocurre, me parece, que hay medidas que podrían suavizar el problema, pero que no se toman por razones políticas, electorales, porque quienes gobiernan creen que les pueden costar votos.

- Álvarez. El control policial debe existir, pero de un modo inteligente, porque si no se hace así puede ser peor el remedio que la enfermedad. Y nosotros, en Santiago, tenemos control policial y aparte unas prioridades marcadas, porque los concellos disponemos de los medios que tenemos y son limitados. Mirad, hay una cosa clara; el botellón es un problema de todos y necesitamos una normativa común, y a partir de ahí si alguien quiere hacer una propia, pues que la haga: en Santiago tenemos un problema específico e hicimos una, pionera en España, y que además sacamos adelante en época preelectoral, lo que quiere decir que no nos preocupaba en el PSOE en absoluto un supuesto coste política, sino hacer lo necesario.

- roel. Para encontrar soluciones es imprescindible hacer lo que ya he dicho: dimensionar el problema, buscar sus orígenes y sus razones. Hay razones económicas, y otras que tienen que ver por ejemplo con la calidad de los productos que se sirven a veces en los locales habilitados para copas. Yo creo en cualquier caso que esas soluciones no se podrán lograr sin un estudio serio, a fondo, que analice el problema que todos consideráis común. Dicho eso, debe compatibilizarse a fondo la cuestión de los derechos legítimos al ocio y al descanso. Y son los concellos los que tendrán que buscar algunas soluciones, en vez de quejarse a todas horas de que faltan medios. Porque deben ejercer sus competencias.

El Mundo

Vila presenta el mapa sonoro del municipio sin ninguna medida para controlar el ruido

El 35,29% de los registros revela niveles inaceptables para la Organización Mundial de la SaludeEl concejal de Medio Ambiente desconoce el número de multas impuestas por ruido en la ciudad

MARIANO HIDALGO EIVISSA.-­

http://www.elmundo-eldia.com/2007/11/03/eivissa/1194083708.html

El concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Eivissa, Joan Rubio, presentó ayer el mapa de ruido del municipio que revela algunos focos sonoros puntuales dañinos para la salud. Sin embargo, el responsable municipal no anunció ninguna medida concreta para el control de la contaminación acústica e incluso compareció en rueda de prensa sin conocer el número de denuncias interpuestas por la Policía Local de Eivissa por ruido excesivo en el municipio. Los 75 puntos de mediciones sonoras que el Consistorio realizó el pasado verano en las calles de la ciudad para elaborar el mapa del ruido del municipio reveló algunos focos puntuales especialmente conflictivos en la capital que superan los ochenta decibelios, el límite establecido por las autoridades sanitarias internacionales que pone en peligro la salud de las personas.

De hecho, el 35,29% de las mediciones efectuadas por los técnicos ha registrado valores comprendidos entre los 65 y los 70 decibelios. Pasar de los 65 decibelios está considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un volumen de ruido no aconsejable y que puede llegar a perjudicar a la salud.

Como en todas las capitales, el tráfico es el principal generador de ruido en el municipio. Tal y como indicó el concejal, «los mapas de ruido no nos han enseñado nada que nosotros no supiéramos», un estudio para el que el Consistorio ha adquirido todo el equipo técnico e informático necesario para poder realizar el estudio. Curiosamente los servicios públicos (en el que se incluyen el transporte colectivo de pasajeros y los servicios de recogida de basuras) son el segundo gran foco de contaminación acústica en la ciudad, a diferencia de otros municipios que han controlado el ruido de los camiones de basura mediante vehículos ‘silenciosos de gas comprimido y carga lateral.

Rubio indicó que este mapa de ruido servirá para identificar con precisión las zonas con mayor contaminación acústica. Sin embargo, el responsable municipal no anunció ninguna medida concreta para reducir el ruido, pese a que la ley contra la contaminación acústica de las Islas Baleares, vigente desde marzo de 2007, establece claramente la obligación de los ayuntamientos de «ejercer el control del cumplimiento de esta Ley, exigir la adopción de medidas correctoras e indicar las sanciones correspondiente en caso de incumplimiento». La normativa del Govern balear fija sanciones por ruido excesivo que van desde los 600 euros en el caso de infracciones leves hasta los 300.000 euros para los casos tipificados como muy graves.

Pese a ello, el concejal compareció en rueda de prensa sin conocer siquiera el número de sanciones impuestas por los agentes de la Policía Local de Eivissa por infracciones a la ordenanza de ruido del propio Ayuntamiento. La misma ley autonómica faculta a los cuerpos de vigilancia e inspección de tráfico y seguridad viaria a formular denuncia contra la persona titular de cualquier vehículo que consideren que sobrepasa los valores límite de emisiones permitidos, indicando la obligación de presentar el vehículo en el lugar y la hora determinados para su reconocimiento e inspección. A pesar de la claridad de la norma, ningún ciclomotor, motocicleta o turismo ha sido apercibido -de día o de noche- hasta la fecha por los agentes de la Policía Local por contaminación acústica.

La única medida que contempla el Ayuntamiento de Vila para intentar reducir la contaminación acústica producida por los vehículos es la contemplada en el Plan de Movilidad, presentado recientemente, y que prevé establecer límites de entre 30 y 50 kilómetros/hora en la velocidad máxima permitida en algunas vías de la ciudad. El mapa sonoro de Eivissa determina dos focos de ruido ubicados en el centro de la ciudad, en los núcleos turísticos (especialmente, la zona de Platja d’en Bossa) y de los polígonos industriales y, sobre todo, en las áreas de influencia de las vías principales debido al tráfico. La entrada a la ciudad de Vila por Joan XXIII y el barrio de l’Eixample son los barrios que sufren el índice más alto de ruido, en ambos casos provocados por el aparcamiento improvisado del Consistorio en la zona de ses Feixes y la permisividad municipal en el control del botellón.

Además de la circulación de vehículos a motor, el ocio y los establecimientos turísticos se sitúan en tercer lugar como generadores de contaminación acústica, seguidos de los ruidos que se producen en el interior de las viviendas y de los producidos por las actividades industriales.

Ideal

Pisos de Jaén pierden la quinta parte de su valor por la proximidad de un bar

El 'mal del primero' trae en jaque a propietarios de 150.000 edificios de la provincia, que sufren la depreciación de sus viviendas y que tienen problemas para vender o alquilar

03.11.07 - JORGE PASTOR

http://www.ideal.es/jaen/20071103/jaen/pisos-jaen-pierden-quinta-20071103.html

LOS APUNTES

Grupos especialmente vulnerables al ruido: Aunque la contaminación acústica que puede provocar un bar afecta a todos los residentes por igual, es cierto que hay grupos especialmente vulnerables. Entre ellos se encuentran los niños, los ancianos, los enfermos y las personas con dificultades auditivas o de visión.

Defensas naturales frente al ruido: A medio o largo plazo el organismo se habitúa frente al ruido, empleando para ello mecanismos diferentes que tienen un alto precio para la salud. Uno de ellos es la disminución de la sensibilidad del oído. El otro afecta a las capas corticales del cerebro. Durante el sueño, las señales llegan hasta el sistema nervioso; no nos despiertan pero dejan secuelas como aumento de la frecuencia cardiaca.

Dicen las estadísticas oficiales que el precio de la vivienda ha bajado por primera vez en la provincia en los últimos quince años (el descenso ha sido del 0,7 por ciento entre el segundo y el tercer trimestre). Este cambio de tendencia tiene una explicación económica: el 'ladrillo' se ha abaratado porque la demanda ha caído un 20 por ciento en los primeros nueve meses de 2007. ¿Y por qué ha disminuido el número de potenciales compradores? Porque cada vez hay menos personas dispuestas a pagar un riñón entero y parte de otro por algo que, teóricamente, debería ser un derecho fundamental, y que en realidad se ha convertido en una carga que esclaviza a las familias durante tres o cuatro décadas. Pero que una morada cueste ahora menos que el otoño pasado no se debe tan sólo e ese invento del liberalismo llamado 'mercado', sino que muchas veces influyen otra serie de factores, como la instalación de un bar, un pub o una discoteca justo debajo de nuestro domicilio. Pues sí, la puesta en marcha de uno de estos establecimientos de ocio en los bajos de cualquier bloque puede depreciar algunas de las casas de ese mismo edificio hasta un 20 por ciento. El margen de devaluación depende de la altura a la que nos encontremos. Entreplantas y primeros pierden entre el 15 y el 20 por ciento de su valor; segundos y terceros, entre un 5 un 15 por ciento; y a partir del cuarto, entre el 0 y el 5 por ciento.

Todos en el mismo saco

Además, nadie está 'libre de pecado'. La 'china' le puede tocar a cualquiera, menos a los titulares de las 37.848 viviendas unifamiliares existentes en Jaén que, por la propia fisonomía de las construcciones, no admiten ningún tipo de uso que no sea exclusivamente el residencial. A los 149.283 propietarios restantes no les queda otra que santiguarse y rogar a Dios no ser el elegido. Y es que por mucho que se cumplan las normas, por muchos materiales de primera calidad que se hayan utilizado en la obra y por muy indulgente que se sea con el prójimo, nadie ve con buenos ojos la proximidad de uno de estos negocios, en los que no para de entrar y salir gente a lo largo de todo el día y que en muchas ocasiones ofrecen también servicios de terraza en las épocas estivales. De hecho, según el Censo de Población y Viviendas elaborado por el INE en 2001, el 35,2 por ciento de los hogares de Jaén capital aseguraban vivir molestos con los ruidos externos. También era representativo el porcentaje (16,5) de los que se quejaban por los malos olores provocados por la industria. Y es que precisamente la música a volumen elevado y el hedor de freidoras y demás aparatos de cocina son los dos puntos de fricción más frecuentes en la 'convivencia' entre inquilinos y hosteleros, unas diferencias que en no pocas ocasiones terminan en los tribunales. Conviene recordar que el artículo 325 del Código Penal castiga con penas de entre 6 meses y 4 años de cárcel a quienes infringen la normativa y generan sonidos que provoquen riesgos para la salud. De hecho, en Jaén ya hay dos sentencias condenatorias en firme que obliga a tres empresarios a ingresar en prisión, previo pago de las indemnizaciones a los afectados.

Tasación a la baja

Normalmente, los promotores inmobiliarios tasan a la baja (entre un 15 y un 20 por ciento) los apartamentos más cercanos a la calle. De esta forma se compensa el menor atractivo de unos pisos con unas vistas más reducidas, con menos luz y más expuestos al fragor del tráfico rodado y demás fuentes de contaminación acústica. Así, por ejemplo, mientras que un cuarto en la Avenida de Andalucía puede salir por unos 300.000 euros, un primero en esa misma zona está costando unos 230.000 euros, a los que habría que restar otros 70.000 más si debajo hay uno de estos locales. Demasiado dinero para quien ha depositado todos sus ahorros en cuatro paredes y que confía en obtener alguna rentabilidad de su venta.

Para Jesús García-Casarrubios, administrador de fincas, la mejor manera de evitar conflictos es adelantarse a los acontecimientos y regular por la vía estatutaria qué actividades están permitidas y cuáles no. «En cualquier caso -aclara- esta medida debe ser tomada con el voto favorable de todos los propietarios». Y agrega que esta decisión también puede ser tomada con posterioridad, con los mismos requisitos de unanimidad, «pero suele ser más difícil de llevarse a cabo porque ya que entran en juego las expectativas y los intereses de los dueños de los bajos, que son perfectamente conscientes de que una posible salida de venta y arrendamiento son restaurantes, cafeterías y demás».

El presidente del Colegio de Agentes Inmobiliarios, Diego Galiano, aconseja a todos los que estén pensando en adquirir un inmueble situado en plantas bajas, y que sospechen que pueden tener problemas, que se informen de los usos que pueden tener esos los bajos comerciales, «ya que todo lo que ahorran por una parte, a final les sale caro si su bienestar se resiente y su calidad de vida no es la que habían imaginado antes de realizar la inversión». En este sentido, Galiano considera muy útil que se consulten también las ordenanzas. Todos los municipios de más de 20.000 habitantes de la comunidad autónoma andaluza están obligados a tener normas específicas sobre esta materia.

Teleprensa

La Plataforma para la Defensa de la Naturaleza Humana se manifiesta contraria al “botellón”

ALMERÍA.-

http://www.teleprensa.net/almeria-noticia-107636-La-Plataforma-para-la-Defensa-de-la-Naturaleza-Humana-se-manifiesta-contraria-al-93botell26oacute3Bn94.html

La Plataforma para la Defensa de la Naturaleza Humana (PDNH), de Almería, se ha sumado a las voces contrarias al “botellón”, manifestando una actitud bajo el objetivo de la defensa de la naturaleza humana. Parten de la base de que el crecimiento y la formación saludable de la juventud no pueden realizarse a través de la borrachera colectiva.

Desde PDNH señalan que “sabemos que solo una minoría recurre a estas prácticas, pero aún así debemos denunciar algunos puntos:

Denunciamos la pasividad de los Ayuntamientos y las Universidades frente a unas prácticas degradantes que fomentan el alcoholismo y el vandalismo que se concreta en suciedad por doquier, deterioro del mobiliario urbano, ruido, falta de respeto y molestias al vecindario a horas intempestivas.

Denunciamos que la alternativa propuesta al botellón sea consumir alcohol dentro de los locales, bares y discotecas. Nosotros no creemos que bares y discotecas sean los lugares más apropiados para que los jóvenes satisfagan su necesidad de relación y comunicación y se formen como ciudadanos responsables y felices.

Denunciamos la tentativa de crear lugares apartados para permitir el “botellón” donde, si bien se evitarían las molestias al vecindario, no se pone freno al alcoholismo, la suciedad y la degradación humana.

Denunciamos que el sistema que privó a los padres de autoridad sobre sus hijos se lave las manos esquivando su responsabilidad y su deber de hacer cumplir la ley mientras que responsabiliza a los padres, a quienes la ley impide en la práctica cualquier forma de control sobre el comportamiento de los jóvenes.

La gran desgracia de la juventud y de los ciudadanos actuales procede en primer lugar del hecho de que cuando eran niños se les robó la calle para entregarla a los coches y a la especulación inmobiliaria, privándolos de la mejor escuela para la enseñanza de la gestión de la libertad y para la adquisición de los principios básicos de relación con sus iguales.

En segundo lugar se les robó la familia, el hogar y sobre todo la madre, porque era necesaria en la cadena productiva del sistema para producir más, consumir más y vivir peor. Ante la degradación actual de la familia nadie tiene derecho a escandalizarse cuando una parte de los jóvenes buscan su familia en grupos de delincuentes y drogadictos.

En compensación las autoridades tienen el deber de desarrollar los medios adecuados para que la juventud cubra sus carencias y alcance su desarrollo personal y social a través de actividades lúdicas, pero a la vez constructivas, formativas, socializantes e integradoras dentro de un proyecto común para alcanzar un estadio de vida mejor con dignidad y respeto.

Por tanto exigimos a las autoridades que impidan el alcoholismo colectivo en la calle, las Universidades o las afueras de las ciudades. Que impidan el consumo de alcohol a menores en cualquier local. Que impidan el consumo de drogas en la calle o en lugares públicos.

PDNH nunca apoyará actitud activa o pasiva alguna que promueva o consienta la degradación humana a través del alcohol o cualquier otra droga. Tenemos que acabar entre todos con el bochornoso espectáculo de las borracheras colectivas, especialmente las que se producen en las Universidades y en las calles de las ciudades. Tenemos que acabar con cualquier actividad que contribuya a la alineación y degradación de la juventud. Pero apoyaremos cualquier iniciativa que devuelva a la juventud la iniciativa y el protagonismo que le corresponde en la lucha por un mundo mejor.

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