sábado, 17 de noviembre de 2007

Sábado 17 de noviembre de 2007

El Mundo

Santa Clara acoge una feria alimenticia pese a que Fabra anunció que no se serviría comida.

El Ayuntamiento asegura que la celebración de la muestra en la plaza está comprometida desde principios de año. Las tascas vuelven a dispensar las bebidas en envases de cristal.

Cristina Capilla.















La delgada línea entre el brindis familiar y el botellón

Un estudio que analiza el consumo excesivo de alcohol en la adolescencia critica la permisividad social y familiar de cierto grado de embriaguez

PALOMA DIAZ SOTERO

http://clientes.imente.com/bin/vcache.cgi?clau=1195271247967748665&plt=17HQiTECha&cc=356&catg=1042016176

MADRID. - «Cuando le decimos a un joven que para divertirse no es necesario beber, nos dice: 'Ya, pero es que bebiendo me divierto más'». El profesor Eusebio Megías, director técnico de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, constataba ayer esta realidad social durante la presentación de su estudio Adolescentes ante el alcohol. La mirada de padres y madres, publicado por Fundación La Caixa.

En él se abordan, sobre todo, las causas de un fenómeno preocupante y al que la mayoría de los progenitores no sabe cómo enfrentarse: el abuso del alcohol de sus hijos como diversión del fin de semana.

El panorama viene definido por un puñado de cifras contundentes: a los 14 años encontramos un 38% de bebedores regulares en fin de semana; a los 16, un 72%; y a los 18, un 82%.

Teóricamente, apuntó el profesor Megías, sí es posible disociar ocio y alcohol, pero, «en la práctica, son conceptos casi indisolubles». Y esta otra realidad tiene su origen en esa tradición cultural tan arraigada en España de que el alcohol presida, en abundancia, todas las celebraciones.

¿Cómo pueden decir los padres a los hijos que el alcohol es malo si en cada Navidad, cada cumpleaños y cada reunión familiar que han presenciado desde pequeños ha corrido el vino, el champán y los licores? Es más, seguro que han presenciado bastantes escenas de borracheras.

Una sociedad ambivalente

Para los autores de la investigación, esta situación ambivalente genera impotencia a padres e insensibilidad sobre el tema a los hijos. «El chico ya sabe lo que el padre va a decirle, así que lo oye como quien oye llover», apuntaba ayer el director de la investigación.

Al final, dice el estudio, «los padres evitan tratar directamente el problema por considerarlo precipitado antes de que se produzca, e inútil cuando ya se ha presentado».

«Las alarmas no se disparan, en muchos casos, hasta que se descubre que la ingesta de alcohol incluye el consumo de drogas», advierte.

Y mientras, en casa, los progenitores, impotentes, guardan silencio o se limitan a castigar a los hijos por haberles pillado borrachos, no dejan de «exigir soluciones a otros (escuela y administraciones)».

Otra situación de ambivalencia que impide a los jóvenes tener una visión negativa del alcohol es, según el equipo investigador, que la ley prohíba el consumo hasta los 18 y lo permita desde esa edad. ¿Qué tienen los 18 años que no tengan los 14 o los 16 a la hora de divertirse?

Más desorientación, si cabe, puede provocarla el fácil acceso a las bebidas alcohólicas. El 94% de los escolares españoles cree que obtener alcohol es fácil o muy fácil.

En resumen, apunta el estudio, vivimos en una sociedad que «rechaza el alcoholismo formalmente, pero acepta la embriaguez jovial». Mal caldo de cultivo para el asentamiento de valores en la adolescencia.

«Habrá que reeditar el debate social», reclamó ayer Eusebio Megías. «Tampoco podemos convivir con esa ambigüedad legal», agregó.

Cambio del modelo social

Actualmente, los jóvenes «no beben por algo, sino porque hay que hacerlo». Identifican el consumo de alcohol con la diversión y con dar la espalda a las normas; y llegan a buscar «la intoxicación etílica como fin en sí misma».

Podría alegarse que en España siempre se ha bebido, pero que sólo se han alcanzado estos niveles de consumo desenfrenado en los últimos 20 años. ¿Qué ha cambiado en la sociedad para que cambie el modelo de consumo? Para esta cuestión, el estudio que presentó ayer La Caixa también tiene respuesta: si el consumo en sí mismo se ha convertido en una cualidad predominante de nuestra sociedad, y más vinculado al ocio, también lo ha hecho el consumo de alcohol.

«La enfatización del ocio, la prioridad de valores consumistas y lúdicos, la prolongación de la etapa adolescente/juvenil, el desarrollo de una industria del ocio muy potente y unos cambios socioeconómicos que, al tiempo que contribuyen a quitar responsabilidades al colectivo juvenil, inyectan en éste unos recursos económicos insuficientes para la emancipación, por lo que se vuelcan en el consumo», explica el estudio.

Este cambio de modelo se traduce en que «el joven no tiene dinero para independizarse, pero sí para un consumo desmesurado», apuntaba Eusebio Megías. Estamos, por tanto, ante un patrón de vida que lejos de priorizar el trabajo, prioriza la diversión. Eso entronca directamente con la inmadurez; y ésta, con el alcohol.

Según el profesor Megías, los jóvenes que corren el riesgo de beber más y con mayor descontrol «son más acríticos, más inmaduros y tienen menos autonomía para hacer cosas por su cuenta». Además, apunta, «tienen la fantasía de que la vida puede ser una fiesta constante».

Tendencia incipiente a la moderación

Pese a la constatación de tan alarmantes tendencias, los investigadores del estudio 'Adolescentes ante el alcohol' han apreciado en las entrevistas realizadas a jóvenes que «en los últimos años comienzan a acotarse los límites del exceso y empieza a estar mal vista una conducta de clara transposición de esos límites, que se atribuye básicamente a los inmaduros».

Una investigación de 2005 citada en el estudio destaca la diferenciación que los jóvenes hacen entre diversos efectos del alcohol: el «buen rollo» genera alegría y distensión; el «puntito», euforia, risas y desinhibición; el «pedo» sería desagradable y conflictivo, y la «borrachera» rompería la relación grupal.

Esto puede interpretarse como cierta moderación en el conocido desafío de 'a ver quién bebe más' y 'a ver quién aguanta más'. «Los excesos son menos enfatizados», señala la investigación; e incluso «llega a estigmatizarse» a quienes pierden el control cuando beben.

Por ello, el estudio advierte a los padres de la posibilidad de aprovechar este filón de la autocrítica y el autocontrol y, si no pueden impedir que sus hijos beban, sí intenten reforzar ese manido lema del «saber beber», que equivale a «saber parar».

Según el profesor Eusebio Megías, director del estudio, el consumo de alcohol en la adolescencia «tiene que ver con la autoestima y con la capacidad crítica. Y eso no se enseña en la escuela. Hay que enseñarlo en casa».

LAS CIFRAS

82%. Es el porcentaje de jóvenes de 18 años que reconoce un consumo excesivo de alcohol los fines de semana. Con 17 años, son un 78%; con 16, un 72%; con 15, un 58%, y con 14 años, un 38%.

93,8%. Son los escolares españoles que creen fácil o muy fácil obtener alcohol.

44%. Es la proporción de aquellos jóvenes que reconocen que beben en exceso y dicen no encontrarle ninguna ventaja a la borrachera, según un estudio elaborado en el País Vasco.

11º. Es el puesto que ocupa España en el 'ranking' europeo de consumo de alcohol, según Eurostat. Entre los países mediterráneos, somos los primeros. Los episodios frecuentes de abuso están más cercanos al patrón nórdico.


Las Provincias

Castellón

Las tascas reivindican el quinto

El botellín de cerveza se vuelve a imponer a los vasos de plástico en la zona de bares de Castellón pese a la advertencia policial. Los empresarios se comprometen a cerrar antes y a limpiar la zona

17.11.07 - A. BURGOS - CASTELLÓN

http://www.lasprovincias.es/castellon/20071117/castellon/tascas-reivindican-quinto-20071117.html

Los quintos, tercios y copas de vino abandonan el vaso de plástico al que se habían visto encerrados durante los últimos días para reivindicar su envase de vidrio original en la zona de tascas de Castellón.

Después de que agentes de la Policía Local recorrieran el pasado fin de semana los locales hosteleros situados entre las calles Barraques e Isaac Peral de la capital de La Plana para informar a los empresarios de que no podían sacar envases de vidrio a la calle, los establecimientos se vieron obligados a servir las consumiciones a sus clientes en vasos de plástico para evitar sanciones.

Sin embargo, tras la reunión que los propietarios de los locales mantuvieron el miércoles con los concejales del Ayuntamiento de Castellón Carmen Amorós y Gonzalo Romero el vidrio volvió a partir del jueves a las tascas, aunque los hosteleros se han comprometido a cerrar sus puertas a las 24.00 horas y a garantizar la limpieza de la vía pública una vez finalice la jornada.

"Llevamos muchos años trabajando en esta zona, nunca hemos tenidos problemas y existe un compromiso por parte de todos de colaborar al 100% con el Ayuntamiento y de que no se generen ni molestias para los vecinos ni suciedad en la calle", expresó el propietario de uno de los establecimientos.

En cuanto a la medida cautelar que les obligó a escanciar la bebida en vasos de plástico durante unos días, el empresario comentó que "queremos ofrecer y servir calidad a nuestros clientes y buen un vino debe ir en copa". "Siempre nos hemos encargado de recoger los envases que quedaban en la calle y vamos a continuar en esa línea para garantizar que todo queda en las mejores condiciones", agregó.

Mientras, el debate en el Ayuntamiento de Castellón sobre la situación de las ordenanzas municipales respecto a la zona de las tascas de la ciudad continúa abierto.

Los concejales populares Amorós y Romero, que también se reunieron hace unos días con representantes de la asociación Castelló Sense Soroll para analizar la problemática de ruidos denunciada por algunos vecinos en la zona de la plaza Santa Clara y adyacentes, aseguraron que "el Ayuntamiento de Castellón está estudiando la mejor fórmula para conciliar los derechos de los empresarios, vecinos y jóvenes en la zona". "Tras reunirnos con las partes afectadas, vamos a estudiar las diferentes propuestas y buscar una solución", reiteraron.

Por su parte, el portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de Castellón, Juan María Calles, recordó ayer al respecto que "el Ayuntamiento de Castellón debe ser sensible a las peticiones de los vecinos y dar una solución que sea compatible con la actividad de los negocios que existen actualmente en esa la zona de la ciudad".

"Lo cierto es que hay unas ordenanzas municipales que establecen unas normas en cuanto a horarios y consumo de alcohol en la vía pública y el Consistorio debería, tras consensuar las modificaciones precisas, hacerlas cumplir y restringir la distribución de bebidas en la calle", comentó Calles, quien recordó sin embargo que "las tascas es una zona donde nunca ha habido problemas y la convivencia con los vecinos ha sido buena desde hace años, por lo que habría que llegar a un consenso".

Al respecto, el portavoz del Bloc en el Ayuntamiento de Castellón, Enric Nomdedéu, manifestó que "el equipo de gobierno tenía que haberse reunido desde hace tiempo con las dos partes para analizar la situación de la plaza Santa Clara y adyacentes y consideramos que es positivo que se haya dado un primer paso en ese sentido".

"Sabemos que la voluntad de los empresarios de la zona es la de minimizar al máximo las posibles molestias a los vecinos", dijo Nomdedéu, quien recordó que "estamos hablando de unas calles específicas de la ciudad donde es tradición tomar unas copas y, respetando unos horarios, es perfectamente compatible con el descanso de los vecinos".

En cuanto a las ordenanzas municipales, el portavoz del Bloc reiteró la necesidad de que "dado que la Ley de Drogodependencias admite que en algunas zonas de las ciudades haya excepciones en cuanto a consumo de alcohol en la vía pública, pensamos que sería conveniente plasmar esa excepción para Castellón en papel legal y buscar la mejor fórmula dentro de la Ley para que se regule esa zona tradicional de ocio, compatibilizándola con el descanso vecinal".

Castellón

Más de 30 participantes muestran su comida artesanal en la plaza Santa Clara

Productos rusos, té tunecino y 'delicatessen' son las novedades de este año

17.11.07 - L. PRADES - CASTELLÓN

http://www.lasprovincias.es/castellon/20071117/castellon/participantes-muestran-comida-artesanal-20071117.html

La plaza Santa Clara de Castellón huele a artesanía una vez más. La XIII edición de la Muestra Artesana, Biológica e Integral, que finalizará mañana, reune las especialidades alimentarias de los 33 comercios y cooperativas participantes.

Durante la inauguración, ayer, Charo Gutiérrez, secretaria de Amics de la Natura, aprovechó para recordar que "cada año aumenta la participación". Además, apuntó que "hay de todo, sobre todo alimentos que no son habituales".

Los vecinos que paseaban ayer por la plaza Santa Clara, punto de encuentro habitual y de paso casi obligatorio camino del centro, sintieron, de repente, hambre.

Un penetrante aroma, mezcla de quesos, dulces y alimentos varios, hacía mella en todo el que pasaba. Muchos decidieron adentrarse y cada cual descubrió una delicia que llevarse a la boca.

Y es que hay comida para todos los gustos. Mientras los niños pedían ayer a sus padres chucherías gigantes, los jóvenes preferían las pizzas y bocadillos de salchichas.

El buen tiempo acompañará durante este fin de semana a una muestra en la que el pan toma formas poco habituales, horneado de forma tradicional y triunfan las paradas de dulces, donde las reinas son las tartas de chocolate.

Y como novedades de este año, prometen los productos rusos y una tetería de tunecina de Castellón, además de exquisitas delicatessen.

Pero el precio echó para atrás a los que llevaban los bolsillos menos llenos. Una porción de tarta, aunque generosa, a cinco euros y un paquete de infusiones aromáticas a 30 euros, molestaron a los que se quedaron con hambre, que se conformaron con degustar las muestras de queso que un amable comerciante ofrecía a los transeúntes.

Horario de apertura

La muestra puede visitarse en horario de 10.00 a 21.00 horas, aunque más de uno acudió ayer a comer y se encontró con pocas paradas abiertas a mediodía.

El País

El 64% de los adolescentes cree que beber es normal

El 'botellón' se ha duplicado en los últimos seis años

LILA PÉREZ GIL - Madrid - 17/11/2007

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/64/adolescentes/cree/beber/normal/elpepisoc/20071117elpepisoc_9/Tes

En seis años, el número de adolescentes y jóvenes (de 14 a 18 años) que hacen botellón se ha duplicado. Un 64% de ellos cree que tomar alcohol es "normal". Además, su forma de beber es hacerlo rápido y en gran cantidad.

¿Crees que existe demasiada permisividad sobre el consumo de alcohol en España?

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Tampoco las autoridades salen bien paradas. "No sabemos qué preocupa más a las autoridades cuando intentan regular el botellón, si las molestias a los vecinos o la salud de los jóvenes, porque cuando trasladan el botellón a un sitio donde no molesta, la salud de los jóvenes sigue estando comprometida, pero la gente ya se ha quedado tranquila", dijo el coordinador del estudio de la Fundación La Caixa Los adolescentes ante el alcohol. La mirada de padres y madres, Eusebio Megías.

"Además, muchos adolescentes consumen alcohol en bares y discotecas, casi más de los que lo hacen en los botellones", añadió, y explicó que la razón de que les gusten estas concentraciones masivas es porque son un lugar ideal "para cubrir su necesidad de vincularse a un grupo". "Allí tienen un espacio propio, donde el adulto no tiene nada que decir".

Pero es que, según este informe, los adultos tampoco dicen mucho respecto al consumo de alcohol de los adolescentes, ni siquiera si se trata de sus hijos. Los padres de los adolescentes no han hablado de alcohol con ellos cuando eran pequeños "porque no hacía falta", y no lo hacen ahora "porque ya no hay nada que hacer", dijo Megías. Los adolescentes tampoco quieren hablar porque los padres "no entienden" y "no se puede hablar con ellos". Aguantan los rollos que les sueltan los padres, procuran no beber delante de ellos y no dar problemas en casa. Eso sí, cuando salen, lo principal es identificarse con el grupo, y, al parecer, ello no es posible sin beber.

El estudio no da soluciones, aunque sugiere que se fomenten acciones para "fortalecer el proceso de maduración a través de valores como la autorresponsabilidad y el espíritu crítico". En este sentido, Megías señaló que hay una corriente incipiente de opinión que apunta a que los jóvenes piensan que beber a lo bestia es cosa de niños. "Ven cómo gente de 14 años se emborracha, y ellos ya no lo hacen así. Empieza a estar mal visto, ya no es signo de madurez, sino de inmadurez".

Educadores21

Botellón.

http://victorcuevas.es/educadores21/

Definitivamente, el botellón se ha instalado entre nuestros jóvenes. Aumentan los jóvenes que se apuntan a este fenómeno social en el que el consumo de bebidas alcohólicas y otras drogas, tiene un papel protagonista.

El dato concreto es que en los últimos seis años, se duplica el número de jóvenes que hacen botellón los fines de semana, como refleja el estudio “Los adolescentes ante el alcohol. La mirada de los padres y madres” (http://www.fundacio.lacaixa.es/estudiossociales/vol22_es.html), perteneciente a la ‘Colección de Estudios Sociales’ de la Fundación La Caixa.

Leyendo entre líneas, me llama la atención lo siguiente:

  • “El resultado de todo este proceso es que la socialización del acceso al alcohol ha dejado de estar en el ámbito de lo familiar, como históricamente sucedía en España, para situarse en el grupo de iguales y en espacios ajenos a la familia. Para un adolescente, aunque sus padres se lo ofrezcan, beber en casa no tiene sentido porque no es “beber”; ni el tipo de bebidas, ni lo que se valora en ellas, ni los efectos que se buscan al beber tienen nada que ver con lo que espera. Para un adolescente beber es algo distinto: bebidas singulares, en formatos propios, en espacios y momentos de los que debe apropiarse, al margen del control adulto, en la búsqueda de unos efectos psicoactivos que asocia con una mayor diversión y con ritos de celebración grupal. De ahí que, por mucho que no sea una costumbre generalizada entre los propios adolescentes, para el imaginario colectivo, el “botellón” sea la fórmula que más genuinamente representa al modelo. “

Estamos ante un fenómeno social muy vinculado a la adolescencia, en el que los valores del grupo, de la afirmación, de la identificación influyen notablemente más allá de los valores del propio consumo. De hecho, el consumo en el hogar no es deseable socialmente y los adolescentes y jóvenes lo dejan para el fin de semana. Esto sugiere, por tanto, que tanto una cuestión de orden público, sino más bien, de orden social, ya que la facilidad de acceso a las bebidas alcohólicas, así como el ahorro que supone el consumo en espacios públicos, ofrecen a los jóvenes grandes atractivos para consumir.

Pero, ¿cuál es el papel de las familias ante esta situación? ¿Reprueban el botellón? Dice el estudio:

  • “Ante toda esta situación las posturas de padres y madres muestran un notable nivel de indefinición. Por una parte, esos padres no dejan de ser personas que, ellas mismas, han vivido con intensidad la cultura alcohólica, tanto como miembros de una sociedad donde el alcohol tiene carta de naturaleza, como participantes de una forma de beber que no les es ajena en absoluto (hay que recordar que muchos padres y madres de los adolescentes actuales vivieron como protagonistas el cambio de modelo); esta situación condiciona una cierta ambivalencia al tener que conciliar la preocupación que el comportamiento de sus hijos les suscita con una visión personal que en cierta forma les hace entender esos comportamientos.

Por otro lado, los padres deben enfrentar las dificultades que el proyecto educativo de sus hijos les plantea: cambios en los roles familiares que hacen acaso más fácil, pero mucho más compleja, la comunicación; falta de tiempo y oportunidades, y el conocimiento vivido de que esos hijos adolescentes, como parte de su proceso de construcción de la autonomía, precisan separarse de ellos e integrarse en el grupo de iguales. “

Y ahora llegamos al punto que, como educador, más me afecta:

  • “De ahí que esta postura de padres y madres se traduzca, más allá de una cierta inhibición, en una maniobra de delegación de responsabilidades: que la escuela eduque, que los medios de comunicación no impulsen los comportamientos negativos o enfaticen modelos más integrados, que las leyes y las instituciones controlen la situación en el espacio ajeno a lo familiar. Unas responsabilidades ajenas que, aunque innegables, no evaden esa conciencia de compromiso personal que lleva a algunos padres y madres, en una minoría significativa, a reivindicar la exigencia de que la educación sobre el acceso al alcohol retorne al ámbito de lo doméstico.”

Hace tiempo que en las entrevistas con alumnos pregunto por sus aficiones y el botellón aparece como una de las más frecuentes, por encima del cine o los bares. Pero, peor aún, las familias lo saben y no afrontan (o no saben afrontar) las alternativas de relación, ocio o consumo de sus hijos. Mientras, desciende la participación de los jóvenes en asociaciones, disminuye la práctica deportiva, desaparecen las actividades de ocio familiar excepto la visita a la gran superficie… y la Escuela tiene que arreglarlo todo, ¿algo difícil, no?.

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