lunes, 13 de abril de 2009

Lunes 13 de abril de 2009

 

 

Sancionan 19 vehículos por contaminación acústica

La Policía Local realizó 212 controles

Levante de Castelló, Castelló - 13-04-09
La última campaña de control de la contaminación acústica de la Policía Local de Castelló examinó 212 vehículos en quince días, de los cuales sólo 19 incumplían las normas de contaminación acústica. Del total, 89 eran motocicletas (41,98%), 113 ciclomotores (53,3%), 7 turismos (3,3%) y 3 quads.


Del total de vehículos controlados, 16 fueron sanciones leves y sólo 3 han sido considerado graves. Además, en los mismo controles se detectaron un total de 28 infracciones (13,2% de los controlados) por carecer la correspondiente certificación de las ITV en regla, por lo que los infractores también fueron sancionados.


Dentro de la campaña se ha delimitado también la edad de los infractores, de lo cual se desprende que el 52,6% de los conductores sancionados tenían entre 18 y 30 años, seguidos de los menores de 18 años que supusieron el 21% de los sancionados. Mientras que los conductores que menos incumplían las normas de emisiones acústicas eran los de más de 45 años, que suponían el 10,5% de los vehículos controlados.

CONTAMINACIÓN.

La campaña de tráfico acaba con 212 controles

Mediterráneo - 13/04/2009 REDACCIÓN

La campaña de control de contaminación acústica en el tráfico que ha llevado a cabo el Ayuntamiento de Castellón ha concluido con la sanción del 8,9% del total de los 212 vehículos controlados.

De los 212 vehículos controlados, 89 eran motocicletas (41,98%), 113 ciclomotores (53,3%) siete turismos (3,3%) y tres quads. El concejal de Sostenibilidad, Gonzalo Romero, ha destacado que el 90% de la contaminación acústica proviene del tráfico.

Castellón

Sancionan 19 vehículos en sólo 15 días por superar los límites de emisión de ruidos

Las obras de remodelación cortan al tráfico Joaquín Costa y Arrufat Alonso

Las Provincias - 13.04.09 – REDACCIÓN | CASTELLÓN

El concejal de Sostenibilidad en el Ayuntamiento de Castellón, Gonzalo Romero, ha dado los resultados de la última campaña de control de la contaminación acústica de la Policía Local en el tráfico. La campaña se extendió durante quince días por las calles de Castellón. En total se controlaron 212 vehículos, de los cuales sólo 19 incumplían las normas de contaminación acústica.


Romero destacó en un comunicado que "como en todas las ciudades, el 90% de la contaminación acústica proviene del tráfico y por eso estamos también abordando el control de las emisiones sonoras de los vehículos y de momento, los resultados están siendo muy buenos".


La Policía Local controló 212 vehículos, de los cuales 89 eran motocicletas (41,98%), 113 ciclomotores (53,3%), siete turismos (3,3%) y tres quads. Del total de vehículos controlados, el resultado de las sanciones impuestas fueron 19, de las cuales 16 fueron leves y sólo tres han sido considerado graves.


Además, en los mismos controles se detectaron un total de 28 infracciones (13,2% de los controlados) por carecer la correspondiente certificación de las ITV en regla, por lo que los infractores también fueron sancionados.


Dentro de la campaña se ha delimitado también la edad de los infractores, de lo cual se desprende que el 52,6% de los conductores sancionados tenían entre 18 y 30 años, seguidos de los menores de 18 años que supusieron el 21% de los sancionados. Mientras que los conductores que menos incumplían las normas de emisiones acústicas eran los de más de 45 años, que suponían el 10.5%


Gonzalo Romero ha señalado que "estas campañas se repetirán periódicamente con el objetivo de seguir controlando que se cumpla la legalidad vigente y de esta manera disuadir a los conductores para que cuiden más sus vehículos acondicionándolos para que no superen el límite de emisión contaminantes".


Por otra parte, fuentes municipales informaron ayer de que a partir de mañana martes se producirán modificaciones en el tráfico de las calles Joaquín Costa y Arrufat Alonso como consecuencia del inicio de las obras de remodelación de ambos viales. El concejal de Movilidad, Miquel Soler, destacó que "los cortes de tráfico se prolongarán durante la realización de las obras que tienen un plazo de ejecución de cuatro meses".


En principio, la modificación del tráfico afectará al carril que dirige el tráfico en dirección oeste en la calle Arrufat Alonso. Este sentido se verá cortado al tráfico, mientras se mantendrá viable y abierto al tráfico el sentido este-oeste, es decir, desde la plaza Clavé hasta la Ronda Magdalena.


En el caso de la calle Joaquín Costa, el tráfico circulará en dirección oeste-este, es decir, desde la plaza Donoso Cortés hasta la Ronda Magdalena.

 

Ruído y furia en Samana Santa

Blog CRONICAS BARBARAS - Manuel Molares do Val - 13.04.09

 

Perdone usted si expresa su devoción en las procesiones de caperuzas, tambores y desfiles de la Legión elevando marcialmente un Cristo en la Semana Santa, pero este cronista sólo siente “ruido y furia/ sin ningún significado”, como el Macbeth, de Shakespeare.

Perdone usted, pero el cronista ve a los penitentes y a los picados o a los crucificados filipinos y no puede olvidar la imitación chiíta de la Semana Santa, la Ashura por la muerte de Hussein, en la que miles de fieles se autoflagelan salvajemente, mientras los sunnitas los vuelan con mártires suicidas.

El cronista estuvo una vez secretamente en una ceremonia del Ku-Klux-Klan en Atlanta, Georgia, que concluyó con una cruz quemada y algunos cucuruchos borrachos llorando, melancólicos, porque ya no podían linchar negros.

También recuerda a sus amigos supervivientes de la Revolución Cultural china, a los que los guardias rojos les colocaban iguales capirotes y les daban latigazos mientras los hacían procesionar por las calles leyendo como rezos las máximas del Libro Rojo de Mao.

Uno ve el agotamiento con el los porteadores ocultos bambolean esos pasos con escenas bíblicas en ricas maderas policromas y siente un estremecimiento estético y algo de miedo por si los forzudos se desloman. Pero no experimenta nada místico, ni siquiera oyendo saetas ni imaginando a las recatadas damas con cirios cuando mañana hagan top-less en la playa.

Y esas cornetas y miles de bombos y tambores en Aragón para “romper la hora” día y noche con el entusiasmo del insufrible Carlinhos Brown, un, dos, un, dos tres, y algo de la fingida seriedad de Buñuel: sadismo insoportable para tantos niños y enfermos,

Este país ama el ruido y la furia envueltos en sadomasoquismo porque todas las festividades, en realidad, son variantes de las fallas y de los carnavales, según cree este cronista al que no debe hacérsele mucho caso porque seguramente es el idiota Benjy que creó William Faulkner recordando a Macbeth.

Elvira Lindo OPINIÓN

Con ruido no veo

Elvira Lindo - El País - 12/04/2009

Es matemático. Llega el Miércoles Santo y me froto las manos. Como el viejo delante de una torrija de leche. Me froto las manos. Me quedo en mi Madrid, me paseo por el viaducto, miro más allá de las mamparas que Álvarez del Manzano puso para que no nos suicidemos, y me llega el rumor sordo de todos aquellos que protagonizan la operación entrada, la operación salida. Me dispongo a presentarme en los restaurantes sin haber reservado, acodarme en los bares de tapas en los que habitualmente hay que pelearse para que te den la caña, ir al cine sin colas, visitar el Museo del Prado sin que esa excursión de jubiladas frenéticas por el arte con guía incorporada se pillen los mejores sitios delante de todos los cuadros. Dios bendiga su anhelo por saber. Dentro de veinte años quiero ser como ellas, morir en la calle, con los tacones puestos, pero mientras, no me tomen por esnob si les cuento cómo disfruto cuando se me van todas (y todos) hormigueando por las carreteras, a comerse la mona al pueblo, a tostarse a las playas, a llorarle a las vírgenes, y me dejan este Madrid, tan agobiante, un poquito desanchao.

Por fortuna, en el viejo poblacho manchego, no hemos sido muy beatos, a pesar de lo que digan por ahí. Aguantamos, eso sí, que de vez en cuando vengan autobuses de toda España a escuchar las misas del lince en la plaza de Colón, pero de natural, Madrid ha sido tan poco dado a las grandes manifestaciones religiosas que hasta sus iglesias son feúchas y poco ornamentales. Y, para colmo de mi felicidad, el alcalde se las ha compuesto para que todas las procesiones se concentren en la puerta de Javier Marías. Esta información, tan práctica para los turistas laicos, debieran ofrecerse en Google Maps. Yo me mudé huyendo del botellón porque se celebraba todo el año; en el caso de los pasos beatos basta, imagino, con que los vecinos pongan tierra por medio en estos días semanasanteros.

Lo dicho, me froto las manos y pienso en la humilde felicidad de la ciudad semivacía y el silencio. Los que no conocen el silencio no saben lo que se pierden. Leo un aforismo de Juan Ramón Jiménez: "¡Qué viejo (qué usado) es siempre el ruido! ¡Pero tú, silencio mío, eres siempre nuevo y orijinal!". Qué orijinal, como diría el poeta, es madrileñear sin agobios. Recuerdo ahora un pensamiento de otro sabio, el actor Manuel Aleixandre, que me contó el otro día Álvaro de Luna. Para Aleixandre, decía mi querido Álvaro, "la felicidad consiste en tener dinero para cenar en un restaurante y volverte en taxi a casa". Oh, Dios mío, qué coincidencia en la ambición. Ése es el colmo del placer. En la felicidad que da el dinero hay para mí un tope que resumo así: jamón y taxi. Total, que sigo los consejos de nuestro viejo actor y ceno fuera, bebo vino y vuelvo en taxi a mi propio domicilio. Pero en toda esta alegría que vivo en mi Semana de Pasión me sobra algo de lo que parece que no es posible librarse aunque Madrid se vacíe de gente. Me sobra el ruido. Trago saliva antes de decirle a un taxista, "por favor, ¿podría bajar la radio?". La frase me suena dentro del cerebro de manera más agresiva, "por favor, ¿podría bajar la puta información deportiva?, ¿no ve que viajamos en un espacio muy pequeño? ¿está usted sordo?". Pero me dirijo a él como Babe el cerdito (otro de mis filósofos de cabecera) se dirigía a las ovejas, con toda la educación de la que soy capaz. Igual me ha ocurrido en el restaurante. Tras frotarme las manos por tener mesa sin reserva previa me siento en la sala medio solitaria y me encuentro con que tenemos que cenar y charlar con una música que nos hace elevar constantemente el tono de voz. Se lo decimos al camarero. ¿Por qué nos cuesta tanto pedir que se baje el volumen? ¿Tal vez porque sabemos que estamos resignados a vivir en un país de sordos? ¿Porque aquí el silencio es de cursis? Hay una verdad que he ido comprobando con los años: cuanto más se ama la música más se detesta la música en los lugares públicos, porque la música, cuando dificulta la conversación, se convierte en aporreo, en el ruido viejo del que hablaba el poeta. Vuelvo a él, a Juan Ramón, cuando habla de la necesidad del silencio nocturno: "Momentos relativos en que el hombre de trabajo y de espíritu puede recojerse, por fin y un poco más en sí mismo, a terminar plenamente su día, a saldar su alma para abrirla nueva al día siguiente; la hora de la hijiene mental...". Hay que ser Juan Ramón para expresarlo con esa exactitud. Eso es lo que siento en los lugares ruidosos, que me entra basura en los oídos y se me fija de la misma manera que se fija el alcohol que no se ha asimilado bien. A veces se piensa que el ruido viene por la bulla, del gentío, pero qué va, para el ruido sólo hace falta un voluntario desconsiderado: un taxista que no piense en el cliente, un dueño de restaurante que piense que sin ruido el ambiente se entristece, un conductor que no sepa ir en coche sin una música detestable que llene la calle por donde pasa. También hay gente como yo, que de paseo por la solitaria calle de Serrano se lleva las manos a los oídos para huir del ruido de las taladradoras que arrasan la calle entera. Le robo la última frase al poeta, la más exacta, la mejor: "Con ruido no veo".

La marcha de Salou se insonoriza

Las estrictas medidas municipales para abrir un local de ocio han reducido de forma drástica las actas de contaminación acústica 

JORDI CABRÉ – Diari de Tarragona - 10/04/2009

El mito de que las ciudades de marcha son incompatibles con el descanso de los vecinos parece que se desmonta científicamente con un estudio realizado recientemente  por la Policía Local de Salou, que demuestra que ambos derechos –abrir un negocio de ocio y el sueño de los residentes– son posibles, incluso en pleno verano. De hecho, las estrictas medidas obligatorias que impone la ordenanza de apertura de locales de esta índoles permite la convivencia de ambos derechos.

El estudio policial al que ha tenido acceso el Diari refleja la evolución de las actas levantadas desde el año 2000 y se nota, año tras año, la reducción de denuncias. El inspector jefe de la Policía Local, José Luis Gargallo, explica que «dos son los factores que han permitido reducir de forma tan abismal este número de actas levantadas. Por un lado, el cierre de los bares de la calle Murillo (Slamers), en septiembre de 2002, y por otro, la aplicación de la ordenanza reguladora de apertura de locales de ocio, cuyas medidas obligan a insonorizar el negocio».

Cabe recordar que el ocaso de los Slamers se inició con una denuncia vecinal por el exceso de ruido que provocaban los locales de ocio y que impedía la convivencia con los bloques de vecinos en la zona. Tras entrar la queja por vía judicial, ésta terminó con una sentencia condenatoria que obligó al cierre definitivo de los negocios. (...)

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