martes, 8 de septiembre de 2009

Lunes 7 de septiembre de 2009

 

Polémica

El Síndic señala que el ruido de los casales afecta a la salud e invade la privacidad

La institución autonómica indica que con los problemas sonoros "está en juego el derecho a una vivienda digna"

LEVANTE-EMV – 07-09-09 / EUROPA PRESS VALENCIA

El Síndic de Greuges, José Cholbi, señala en una recomendación remitida el pasado 11 de agosto al Ayuntamiento de Sedaví respecto al ruido producido por los casales falleros, que "no hay que olvidar que la problemática del ruido afecta directamente a la salud de los vecinos, cuya protección garantiza el artículo 43.1 de la Constitución". Del mismo modo, advierte de que "también está en juego el derecho a una vivienda digna, establecido en el artículo 47 de la Carta Magna, que garantiza el derecho fundamental a la intimidad personal y familiar y a la inviolabilidad del domicilio".
De este modo, afirma que "las intromisiones sonoras constituyen una nueva fórmula de invasión del ámbito de la privacidad a la que toda persona tiene derecho a gozar libremente sin ningún tipo de limitación" y agrega que "el ruido afecta, por otra parte, al derecho constitucional a un medio ambiente adecuado, recogido en el artículo 45 de la Constitución". De esta forma, la institución se pronuncia de forma rotunda en torno a los problemas generados por numerosas actividades festivas que provocan asiduamente quejas de ciudadanos afectados por las mismas.


Molestias a una vecina
En esta caso, el Síndic de Greuges atiende la queja de una vecina de Sedaví por las molestias sufridas durante unas Fallas. La recomendación del Síndic al ayuntamiento se debe a las molestias que un casal del municipio causa a una vecina que vive en la misma calle en la que se ubica un local. El Síndic recomienda al gobierno municipal que "extreme" las medidas de inspección y de mediciones sobre niveles de emisión de ruidos para evitar problemas como el citado anteriormente. Así, aconseja al ayuntamiento que "vele" para que "tales incordios o molestias sean los mínimos" y que haga cumplir la Ley de Prevención de la Contaminación y Calidad Ambiental y la de Contaminación Acústica.


Del mismo modo, en el escrito, Cholbi insta a la administración local de Sedaví a "estudiar o analizar otras alternativas, soluciones o medidas transitorias que posibiliten la compatibilidad, tanto de la instalación del casal fallero como de poder acceder a los garajes de propiedad privada de los vecinos afectados por las instalaciones falleras" al quedar cortadas las calles durante las jornadas festivas.

 
En un escrito el ayuntamiento de Sedaví señala al Síndic que las festividades de las Fallas podrían incluirse en la excepción que la ley hace para los actos "culturales y festivos". Apunta que ha exigido a las fallas medidas para limitar los decibelios de la música y el horario de actos y señala que no ha recibido quejas como la planteada. En cuanto a los cortes de calles, el Ayuntamiento señala que en Sedaví se hacen durante menos días que en otras poblaciones y que las Fallas "difícilmente podrían existir si no se pudieran plantar los monumentos falleros, lo que exige el corte de la vía pública".


El Síndic considera que el consistorio "no ha cumplido eficazmente" con lo contemplado en la ley para estas situaciones "ya que conoce la superación" de los niveles de ruido "sin que haya tenido una reacción contundente para garantizar los derechos de los ciudadanos" afectados por el ruido. "Al contrario de los que sostiene el informe municipal" la actividad del casal fallero "queda en cualquier caso sujeta a la aplicación de la legislación valenciana en materia de contaminación acústica".


Acceso a los garajes
Respecto a la imposibilidad de la citada vecina para acceder a su garaje por el corte de las calles a consecuencias de la actividad del casal, el Síndic señala que "si bien es cierto que en comparación con otros municipios el tiempo de incidencia es mínimo" y que "todo acto de carácter lúdico puede causar algún inconveniente" el ayuntamiento "debe velar" para que sean los mínimos.


El Síndic de Greuges estima que "la prohibición de dicho acceso viene a constituir una limitación o restricción de un derecho subjetivo" como es "ser titular de una licencia municipal de vado, sin compensación alguna".


El Defensor del Pueblo valenciano da un plazo máximo de un mes al ayuntamiento para que le comunique si acepta estas consideraciones y si no es así explique sus razones para no aceptarlas.


La regulación de los casales, en el aire
Como ya adelantó este diario, el Consell ha dejado en manos de los ayuntamientos la regulación específica de los casales falleros para evitar conflicos judiciales entre vecinos y los falleros con la intención de poder compatibilizar el derecho al descanso con el ocio. Si hace unos meses el Consell hablaba de la catalogación de tres tipos de locales ahora desparecen y la regulación sigue en el aire hasta una próxima reunión.

Problemas entre vecinos y falleros en Valencia, Torrent y Aldaia

Levante – 07-09-09 - JESSICA F. PEÑA VALENCIA ?


Las desavenencias entre los vecinos y las fallas no son nuevas. La primera gran polémica estalló en 2007, cuando los vecinos de la calle Sueca se negaron a que la comisión Sueca- Literato Azorín instalasen 750.000 bombillas y que fijaban en sus balcones. Se trata de una de las fallas preferidas para los jueces a la hora de valorar y premiar el montaje de las calles adornadas y sus vecinos fueron los primeros en romper una lanza en favor de su descanso y contra los falleros.


Lo único que pedían era que no utilizasen sus fachadas y sus conductos del gas, luz y tuberías exteriores para enganchar la iluminación ya que podría provocar daños en la estructura del edificio.
Los vecinos del número 35 fueron los que comunicaron al ayuntamiento y a la Junta Central Fallera de Valencia la negativa al montaje de los complejos arcos de iluminación, aunque no fueron los únicos. A los pocos días, más comunidades de propietarios decidieron denunciar lo ocurrido.


El concejal de Fiestas tuvo que mediar en el conflicto, aunque en 2008 la situación volvió a repetirse. En esta ocasión los vecinos se plantearon incluso llegar a los tribunales si los falleros no aceptaban su decisión. La comisión hizo caso omiso y usó de nuevo las fachadas para anclar la iluminación a pesar de la negativa de los residentes de la calle. El problema sigue abierto.


Los miembros de Nou Campanar se la jugaron en 2008 y no colgaron de los balcones de sus vecinos las miles de luces que adornan la calle cada año. Decidieron evitar las disputas con los vecinos, hecho que los vecinos de Sueca-Literato Azorín aplaudieron.


Los problemas entre los vecinos y los falleros por el ruido provocaron 200 quejas presentadas en el departamento de incidencias de la JCF de Valencia hasta noviembre de 2008. Todas se investigan, según fuentes de la Junta, e incluso abre expedientes a las comisiones por no cumplir los horarios en las verbenas o discomóviles.


En Aldaia, a finales de 2007, los falleros de la comisión Villarrobledo tuvieron que cerrar su casal por orden judicial. Un vecino denunció a la falla por no tenerlo insonorizado. A raíz de ahí surgieron movilizaciones por parte de los festeros para que el Consell regule las actividades de los casales.


En Torrent, los falleros de Nicolás Andreu tuvo que cerrar por una denuncia vecinal hace tres años por una orden municipal, pero no fue el único, ya que el ayuntamiento emplazó a cerrar varios casales más. Con ello se evitó que las protestas llegaran a los tribunales.


Las obras de insonorización y adaptación de los casales a la normativa ha provocado un importante desembolso de dinero. Por ejemplo, reformaron sus locales las fallas Ángel del Alcázar, Barri Cotxera, Sant Valerià, Cronista Beguer, Avinguda, Antonio Pardo y Nicolás Andreu. Éstas últimas gastaron 450.000 euros en adecuar sus casales a la normativa.

REPORTAJE

Mucha noche, poca pasta

El legendario 'finde' valenciano se resiente por los malos tiempos

ABELARDO MUÑOZ - Valencia – El País CV - 07/09/2009

Ciudad de Valencia; dos de la madrugada. Hay un vendedor paquistaní bastante viejo sentado en el centro del pub de moda; sostiene su garbilla de rosas cual tabla de salvación pero el caso es que, pese a estar el local casi lleno, es viernes noche, no ha vendido ni una. Bueno, una sí, a una mujer madura que bailotea extrañamente con la flor como compañera. Es un síntoma de la noche valenciana en tiempos difíciles, inmigrantes como él vendiendo todo tipo de objetos los hay a cientos, nadie sabe cómo logran llegar a fin de mes.

"A los guiris ahora les cuesta pagar", explica un camarero

"La gente cena en casa y en vez de tres copas se toma una", según un hostelero

Si uno quiere saber de la noche en el casco antiguo debe hablar con algún currante del templo marchoso y de diseño par excellence: el Café Negrito; legendario lugar, abierto en los tiempos de abundancia por Pepe, un castellano antiguo con espíritu marítimo.

Es Natalio, uno de sus camareros, quien afirma: "Lo más significativo de la situación es que a los guiris les cuesta pagar. Antes, les resultaba patético hasta lo que cobrábamos por las copas. Eso es pura recesión, ¿Qué no? Pero en esto del alcohol todo es imprevisible. ¿Podrás creer que hay noches que la peña sólo pide cubatas de ron?".

En el casco viejo, el famoso y caótico fin de semana local, que empieza el jueves, se parece cada vez más a una orgía romana de decorado; algo a lo Cecil B. de Mille. A veces uno piensa que entre los centenares de figurantes aparecerán los camellos y elefantes. Estos primeros, haberlos haylos, pero son invisibles, por mor de ilegales. Pero son parte esencial del asunto. También notan la recesión comercial pero es mejor no andarse con preguntas; son tipos con malas pulgas. Uno dice, con displicencia: "¿Qué coño quieres que te diga? Si antes pulía X gramos en una noche ahora pulo Xy. ¿Vale?". Asunto zanjado.

El epicentro de esa fiesta perpetua que es la noche valenciana más popular es la plaza del Tossal, encrucijada y corte de los milagros de festeros, marchosos y pícaros. Contemplan el ir y venir de esa calle mayor bardemiana, la de Cavallers. El suelo está sucio y resbaladizo. Los comerciantes ven urgente y necesario un acuerdo entre hostelería nocturna y Ayuntamiento para poner un poco de orden en el negocio, encuentro que no se da nunca. El consistorio da largas.

En el centro del trajín, La bodeguilla del Gato, siempre luce llena; ofrece buen tapeo hispano y no se pasa en las cuentas. Además, está en una calleja, que eso mola a los turistas. Lo de siempre, chorizos fritos, escalivada. Su dueño, Pepe, lleva siglos trabajando en el ramo: "He visto muchas ciudades en Europa donde hay cacharros en los que metes una moneda y te dan un plano. En la Puerta del Sol de Madrid hay una furgoneta móvil de la policía para tramitar robos; también hay agentes que hablan idiomas para atender al extranjero; nada de eso hay aquí. Pero es lógico, porque el año pasado la oficina de turismo municipal estaba chapada en pleno agosto".

Juanjo, otro hostelero veterano del barrio, es más tajante: "El Carmen no sólo es ruido, es toneladas de vidrio que se generan por la noche. ¿Y sabes qué? No hay un puto contenedor de vidrio en ningún lado. Lo que pasa es que al Ayuntamiento eso le importa un rábano. Sólo funciona para aparentar".

Cruzas el río y puedes encontrar añejos pubs, jurásicos pero vivos, como Anomia, donde Ignacio, el eterno boss, no nota que haya cambiado nada excepto en que los asiduos chupan menos cerveza a diario. Los cuadros de Topor siguen allí, como en los 70. Por la noche, las parejas jóvenes no repiten el cubata. A cuatro pasos está Deseo, disco nocturna, marchosa y de rabiosa modernidad. El entorno, otra vez, es un barrio acosado por la ruina. Dentro la fiesta continúa y eso que hay que apoquinar a la entrada. En Picadilly, el club indie de Embajador Vich, el rugido de la noche transgresora sigue escuchándose, pero menos.

"El Carmen se ha masificado; es una especie de zona de ocio industrial. En las cocinas se nota mucho. La gente cena en casa y en vez de tres se toma una copa", declara Salva, dueño del histórico bar de la calle Baja, El Carxofa. "Demasiado club por metro cuadrado en un barrio que carece de todo y cuya trazado de muralla, esencial proyecto para su verdadera restauración, duerme un escandaloso sueño de los justos", añade.

"Valencia, en cuestión de noche ha sido siempre una guarrería, nadie se preocupa de llevarla a mejor". El caso es que las quejas vecinales ya son los ecos rotos de una demanda inútil. Para colmo, el ahorro anima el botellón; plazas enteras son escenario de grupos de niñatos de ambos sexos, que inundan la noche de berridos hasta que los atormentados residentes escuchan el estampido de las litronas en el suelo. Los afters no se quedan atrás y sus accesos son siempre problemáticos.

En el pub de moda La Edad de Oro, extramuros, el inmigrante paquistaní de las rosas sigue inmóvil. ¿Cómo va la cosa? Mal, muy mal. Todos bailan; un público de edad media. Los niñatos van a otros lugares. Aquí pincha el legendario Juanjo Almendral, que rinde culto a todos los estilos de música: "Depende de quien está en la pista y el feeling que tienen. Unas veces pongo a Bruno Lomas y Tom Jones y se vuelven locos; otras a los Stones y también. En esto de la diversión nocturna no hay crisis. Pero en las copas se nota".

Ya estamos cerca de las cuatro de la madrugada y Juanjo pone una versión de Simpathy for the devil, de los Rolling, de un grupo de árabes del barrio parisino de Barbés. En la barra, la gente deja aguarse sus scotchs; junto a la mesa de billar una hilera de mujeres enseña despreocupada las piernas. Desde aquí, con esta música y a esta ahora, el crash económico parece haberse quedado en la calurosa calle. Pero Ahmed, el paquistaní de las rosas, continúa inmóvil y cariacontecido en el centro de la juerga. Con el ramo trágicamente completo a la hora de irse a casa; ese tío, ese hermano del otro mundo, es un recuerdo muy físico de que la cosa va en serio. En los barrios históricos sigue la fiesta. Los ojos con mucha noche, los bolsillos sin pasta.

Un botellón acaba con 20 detenidos y dos policías graves en Pozuelo

Alrededor de 200 jóvenes descontrolados intentaron asaltar la comisaría durante los disturbios

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Furgón furgón policial atacado. efe/ pablo quetglas escarate

Levante – 07-09-09 - EFE MADRID ?


Veinte personas fueron detenidas -siete de ellas menores-, en las fiestas de la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón por desórdenes públicos, atentado a agente de la autoridad y daños al mobiliario urbano, en una intervención en la que resultaron heridos 10 policías, dos de ellos de gravedad. Entre las dos y las seis de la madrugada del domingo se produjeron desórdenes y comportamientos "de violencia desmesurada a causa de la ingesta de alcohol" por parte de personas que participaban en las fiestas de este municipio, colindante con la ciudad de Madrid, de 83.000 habitantes y una de los que tiene mayor renta per cápita de España.


Según informaron fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, la mayor parte de estos hechos fue protagonizada por jóvenes que estaban haciendo "botellón" en una zona aledaña al recinto de las fiestas municipales.


Además de la rotura de mobiliario urbano -papeleras, señales, vallas, marquesinas de autobús- sufrieron importantes desperfectos diversos vehículos policiales. Un coche de la Policía Nacional -un vehículo zeta-, fue quemado totalmente, otros dos presentan daños por pedradas, como roturas de cristales, dos vehículos camuflados quedaron muy dañados y una furgoneta de las Unidades de Intervención Policial también mostró destrozos.


Sobre las cuatro de la madrugada, unas doscientas personas intentaron sin éxito asaltar la comisaría de Policía Nacional de Pozuelo de Alarcón tratando de saltar el muro que rodea el perímetro de la instalación policial.


Según las fuentes, los sucesos comenzaron pasadas las dos de la madrugada, cuando un vehículo de la Policía Nacional fue requerido por a le habían abierto la cabeza de un botellazo. Acudió un equipo sanitario y el chico fue trasladado al Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda y los agentes se quedaron patrullando, pero un grupo de jóvenes comenzó a lanzar piedras y botellas al vehículo policial.


Los agentes del vehículo, requirieron a estas personas que se dispersaran. Ése fue el comienzo de una verdadera batalla campal por las calles de Pozuelo que duró tres largas horas. Los agentes se vieron obligados a pedir refuerzos a Madrid y se realizaron descargas al aire con pelotas de goma.


Al final, a Pozuelo acudieron "centauros" de Madrid -una unidad especial de la Policía Nacional que patrulla la noche madrileña- que realizaron varias de las detenciones. No fue hasta las seis de la madrugada cuando los disturbios cesaron y la localidad madrileña pudo recuperar al fin la calma.

Disturbios

El alcalde de Pozuelo culpa de la ´batalla´ a gente ´de fuera´

El regidor atribuyó los altercados a "un grupo de energúmenos" que ha intentado "reventar" las fiestas

Levante 07-09-09 - EP/LEVANTE-EMV.COM

El alcalde de Pozuelo de Alarcón (Madrid), Gonzalo Aguado (PP), quiso transmitir hoy un mensaje de "tranquilidad" después de la reyerta ocurrida durante las fiesta patronales que dejó veinte detenidos y diez policías heridos. El regidor atribuyó los altercados a "un grupo de energúmenos de fuera del municipio" que ha intentado "reventar" las fiestas, como prueba, dijo, que sólo dos de los arrestados sean vecinos del municipio madrileño.


En declaraciones a la Cadena Cope y Telecinco recogidas por Europa Press, Aguado afirmó que este año la afluencia de público ha sido mayor de lo previsto, por lo que en la madrugada del domingo "se tuvieron que pedir refuerzos" en el número de efectivos policiales para hacer frente a los disturbios.
De todos modos, el alcalde afirmó que la coordinación entre agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Local fue "correcta" y adelantó que en los próximos días se reforzará el número de efectivos para que "no vuelva a ocurrir más".


Además, negó que la reyerta haya sido provocada por grupos radicales. "No tenemos constancia, ni tanto la Policía Nacional ni en el informe del Ministerio del Interior que haya sido originado por ninguna organización ni grupo radical, simplemente que han sido unos jóvenes que en un momento dado empezaron a agredir a la Policía", indicó.


Precisó que todos los años se practican 'botellones' en "un clima de normalidad" en los recintos feriales y añadió que "hoy por hoy está totalmente normalizada" la situación. Finalmente, informó de que los detenidos se encuentran en estos momentos en la comisaría de Pozuelo y confió en que los hechos se clarifiquen cuanto antes y no vuelvan a repetirse en la localidad.

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