lunes, 8 de febrero de 2010

Lunes 8 de febrero de 2010

 

EDITORIAL:

'Menos ruido, más salud'

ElPeriódico – 08/02/10

La pugna por la disminución de la contaminación acústica ha alcanzado un hito significativo con el reglamento que desde noviembre determina el nivel de ruido permitido en Catalunya, norma que ahora la Generalitat se dispone a trasladar a los ayuntamientos que no tienen normativa propia al respecto. Los municipios y los particulares tendrán un periodo de dos años para adaptarse a las nuevas reglas.


Las quejas ciudadanas por molestias causadas por el ruido han ido en aumento en los últimos años. Un alza que refleja una mayor conciencia de que las estridencias sonoras más allá de un determinado nivel son perjudiciales para la salud, como han establecido numerosos estudios médicos. El derecho al descanso y a la no agresión acústica son reclamados cada vez con mayor convencimiento por más ciudadanos, sobre todo después de que, tras muchos años de laxitud de la Administración, en los últimos tiempos la justicia haya dictado sentencias que llegan incluso a penas de cárcel para quienes –bares, discotecas– generan ruidos claramente perniciosos para el que se ve forzado a soportarlos contra su voluntad.


El cambio de costumbres puede llevar a ser más restrictivo con algunos hábitos sonoros, como el tañido de las campanas en las aglomeraciones urbanas, o más tolerante con otros, como las fiestas de ciertas jornadas del calendario. Por eso el reglamento de la Generalitat afina y delimita por zonas y franjas horarias los niveles de ruido admisibles, y mejora los mecanismos de medición de los decibelios. Pero no está de más apuntar que, como en tantas otras actividades humanas, el sentido común y la buena educación deberían ser la mejor norma.

 Edición Impresa LUCHA CONTRA LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA

El Govern insta a los ayuntamientos a perseguir los excesos de ruido

  1. • Medi Ambient perfila una ordenanza base que los consistorios deberán aplicar antes de dos años
  2. • La normativa regulará las emisiones sonoras de obras públicas, campanarios y locales de ocio
Obras de la estación de Mandri de la L-9 del metro de Barcelona, con las preceptivas pantallas sonorreductoras. Foto: ALBERT BERTRAN
Obras de la estación de Mandri de la L-9 del metro de Barcelona, con las preceptivas pantallas sonorreductoras. Foto: ALBERT BERTRAN

ElPeriodico - 8/2/2010

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ - BARCELONA

Campanas que suenan 552 veces al día. Repartidores de butano que recorren una y otra vez un mismo tramo de calle, tratando de elevar sus ventas a fuerza de golpear las bombonas con objetos metálicos. Bares estridentes y orquestas verbeneras que, en verano, hacen sonar su música hasta la madrugada, sin apiadarse –ni los unos ni las otras– de los vecinos que intentan conciliar el sueño. Lejos de disminuir, las quejas ciudadanas por ruidos molestos han tomado impulso en los últimos años. «Tal vez porque la gente por fin es consciente del problema y ha empezado a denunciarlo», destaca Lluís Gallardo, asesor jurídico de la Associació Catalana Contra la Contaminació Acústica (ACCCA).


Tres meses después de la entrada en vigor del reglamento para controlar el exceso de ruidos en Catalunya (con el que la normativa autonómica se adapta a las exigencias de la legislación estatal y europea), la Conselleria de Medi Ambient tiene casi listo un modelo de ordenanza municipal –espera hacerlo público a final de mes– para que los ayuntamientos que no disponen de una norma propia la adapten a sus respectivas poblaciones. Los que ya la tienen deberán incorporar las novedades del decreto aprobado en noviembre. «Consistorios y particulares cuentan con un margen de dos años para adecuarse», advierte Carles López, técnico del área de Qualitat Ambiental de la Generalitat.


CONSENSO CON LOS MUNICIPIOS /

La ordenanza base, que estos días se está acabando de consensuar con las entidades municipalistas catalanas, busca erradicar las prácticas que provocan contaminación acústica en Catalunya, una responsabilidad que recae, en primera instancia, en los consistorios. El documento regula cuestiones que en los últimos años han suscitado encendidas polémicas. Establece, por ejemplo, a qué volumen han de tocar las campanas de las iglesias y pide a las autoridades locales que estudien la posibilidad de hacer que los carillones no suenen de noche. También determina qué requisitos han de cumplir los recintos de uso lúdico –pabellones deportivos, salas polivalentes o entoldados de fiesta mayor– para que su megafonía no moleste a los vecinos. Las multas por incumplimiento pueden ascender a 300.000 euros en los casos muy graves.


A los consistorios y otras administraciones se les recuerda, entre otras cosas, que las empresas adjudicatarias de obras públicas están obligadas a aplicar progresivamente medidas para rebajar el impacto sonoro de sus actuaciones en la calle, utilizando maquinaria de baja emisión acústica y colocando, llegado el caso, pantallas sonorreductoras mientras duren los trabajos a la intemperie. Lo está haciendo ya la Conselleria de Política Territorial en las obras de construcción de la línea de metro L-9, que ejecuta en la confluencia del paseo de la Bonanova y la calle de Mandri, en Barcelona.

SENTENCIAS JUDICIALES /

El problema es que, hasta ahora, en demasiadas veces el único argumento que ha funcionado para que los ayuntamientos hagan cumplir la ley antirruido han sido las sentencias judiciales. Lo asegura el abogado de la asociación contra la contaminación acústica y lo admiten los técnicos de la Generalitat, que fue pionera en España en el 2002 al aplicar estrictos límites a la emisión de decibelios. Una exposición prolongada al ruido puede acabar provocando serios daños en la salud, sobre todo neurológicos.


«El primer paso del proceso para desplegar la ley que ahora ha sido actualizada era que cada municipio catalán aprobara un mapa de capacidad acústica. Eso tenía que haber estado hecho hace cuatro años, pero aún hay muchos ayuntamientos que no lo han elaborado», lamenta Maite Majó, responsable de la dirección general de Qualitat Ambiental en esta materia. Los consistorios –que han permanecido pasivos frente a esta contaminación, muchas veces a la espera de la clarificación normativa– deberán ahora impulsar las actuaciones, mapas de capacidad y ordenanzas pendientes. Ahora que el campo normativo se ha clarificado, ya no hay excusa, avisa la Generalitat, que insiste en que la demanda social en este asunto es cada más importante.

 

Vecinos de Sevilla piden al juez que anule la ordenanza de veladores

ABC. SEVILLA - Domingo , 07-02-10

Varias asociaciones de vecinosde Sevilla ha pedido al juez que suspenda la entrada en vigor de la Ordenanza de Veladores del Ayuntamiento porque no cumple el Reglamento Andaluz contra el Ruido en lo referente a una serie de medidas medioambientales.

En su recurso, facilitado a Efe, los presidentes de las asociaciones aseguran que la Ordenanza de Veladores aprobada en diciembre pasado va a permitir "instalar veladores por toda la ciudad de Sevilla, sin alegaciones vecinales, sin estudiar sus aspectos medioambientales, su repercusión paisajística y sus enormes problemas de contaminación acústica".

La Ordenanza de Veladores, publicada en el Boletín Oficial de la Provincia del 3 de diciembre de 2009, prevé una serie de medidas como homologar el diseño de las mesas y sillas colocadas en la calle, cuyo número ha sido calculado por el propio Ayuntamiento en 7.823 mesas repartidas entre los 708 negocios con licencia para ello.

Los recurrentes afirman que la normativa sevillana no regula el hecho de que los veladores produzcan "problemas paisajísticos, medioambientales y de contaminación acústica", como exige "la norma jerárquicamente superior, que es el Reglamento Andaluz de Protección contra la Contaminación Acústica" de 2003.

Por ello, piden al juez que deje en suspenso la vigencia de la norma porque "afecta a los derechos fundamentales de los vecinos a su integridad, a su salud, a un medio ambiente adecuado y a la intimidad e inviolabilidad del domicilio".

«Será un auténtico suplicio intentar corregir el problema»

Una vez instalados los veladores sin el estudio de las adecuadas medidas correctoras, alegan los vecinos, "será un auténtico suplicio intentar corregir el problema".

En su recurso citan un estudio realizado por el juez cordobés José Luis Rodríguez Lainz, según el cual los veladores "suponen una ampliación sustancial de la propia licencia" y podrían llegar a ser considerados como "una licencia independiente, ya que conllevan aspectos urbanísticos, medioambientales y de seguridad indudables".

Dado que los establecimientos pasan a tener más aforo, más frigorías, una cocina mayor y mantienen abiertas las puertas, "el ruido del establecimiento sale al exterior" con el trasiego de clientes que entran y salen a los servicios y el efecto acumulativo, según dicho estudio.

Los denunciantes han informado a Efe de que el Reglamento Andaluz "marcaba una serie de prevenciones en relación a zonas acústicamente saturadas y veladores que el Ayuntamiento de Sevilla no ha tomado".

Ello sin perjuicio -añaden- de que hay otra serie de aspectos a considerar como los de ocupación de la vía pública, homologación de modelos, seguridad en la evacuación de locales y viviendas o ancho de movilidad.

OVIEDO

Cuando el ruido no deja vivir

ElComercioDigital - 07.02.10 - 02:33 - IDOYA REY

Cuando el ruido no deja vivir

Graciela Croke, aliviada, en su casa de Las Regueras. ::MARIO ROJAS

«Entre tanta obra terminas mal. Todo el día estás nerviosa y enfadada»

«Deberían indemnizar a los vecinos; llevamos mucho tiempo sufriendo»

«El Bellas Artes es un bien común, pero no ha sido buena idea hacer sótanos»

Dice Croke, entre bromas, que la primera palabra de su hijo va a ser «tatatatatatatata». Vivió sus primeros siete meses entre el sonido de taladradoras y martillos de compresión: los de los trabajos de ampliación del Museo de Bellas Artes y una obra de viviendas. Siete meses «desesperantes». El ruido pudo con ellos. Hasta tal punto llegó la situación que la pareja decidió mudarse el pasado diciembre. Ahora residen en Las Regueras rodeados de verde. Su casa es todo silencio, sólo interrumpido por las incomprensibles charlas del bebé. «Era horroroso, los ruidos comenzaban a las ocho de la mañana y no paraban hasta las siete. Algunos sábados también trabajaban», rememora Croke. La pareja lo llevaba como podía, pero cuando tuvieron a su hijo decidieron mudarse, un cambio que es más «una transformación en la forma de vida».

El problema de las obras en esta zona de Oviedo es que el subsuelo es de piedra maciza, y como en las áreas urbanas no se puede emplear dinamita para hacer voladuras, los martillos de compresión trabajan a destajo. El estruendo es incesante. De hecho, la empresa concesionaria de las obras así lo reconoce. A finales del pasado año, el arquitecto navarro Patxi Mangado, autor del proyecto de las obras de ampliación del Museo de Bellas Artes de Asturias, reconoció que había muchas dificultades «para trabajar de una manera tan constreñida, al excavar sobre roca en pleno centro de Oviedo». Los mismos problemas que tiene cualquier trabajo en edificios vecinos.

«Entre tanta obra terminas anímicamente mal. Todo el día estás nerviosa, enfadada y de mal humor», comenta Croke cada vez más convencida del cambio. A veces, regresa a pasear por el casco histórico, quizás con un poco de nostalgia por la comodidad de la cercanía a la zona comercial y por esa sensación de la oportunidad perdida que frustra y cabrea, máxime cuando el piso les encantaba. «Aún teniendo ventanas de doble cristal, el ruido era tremendo. Sólo podíamos ventilar cuando los obreros se iban, pero antes de estas obras ya habíamos tenido problemas, esto fue lo que nos empujó a dar el último paso», explica.

¿Cuáles eran esos problemas? ¿Acaso la conocida lucha de los vecinos del Antiguo por los ruidos de la zona de marcha? La joven dice que los bares era el menor de los contratiempos. Lo primero que sufrieron cuando se mudaron a La Rúa fue la transformación de la pavimentación. «Hubo sucesivos cambios de baldosas», recuerda. Cuatro años de ruidos.

Trabajo imposible

El mismo tiempo que lo lleva padeciendo Marta Díaz, propietaria de una farmacia en la misma calle. «Por lo menos nos tendrían que regalar un cuadro», bromea. Cuando las excavaciones alcanzaron su cenit -ahora ya están llegando a su fin- la farmacéutica no oía ni a clientes ni a compañeros. «Lo peor ya pasó. No nos podemos quejar porque el Bellas Artes es un bien común a la ciudadanía. Aunque creo que con las características de este suelo no ha sido una buena idea hacer sótanos. Son molestias para los vecinos y gasto para los contribuyentes», recrimina la farmacéutica, que ya ha desechado la opción de pedir una indemnización.

Quien no lo tiene tan claro es María Morán, estudiante cántabra cuya habitación tiene vistas a la obra del museo. No puede estudiar en casa, y cuando está rondando por los pasillos de la vivienda se coloca unos cascos, como los de los obreros, en busca de un poco de sosiego. «Deberían plantearse dar una indemnización a los vecinos porque llevamos mucho tiempo sufriendo las obras. Son ocho horas de un ruido intenso y continuo», denuncia.

La Asociación de Vecinos del Oviedo Antiguo con su presidente, Juan García, al frente apoya a los afectados. A su juicio, los trabajos del museo quizás sean inevitables, pero no así otras actuaciones que también padecen. «Lo del Bellas Artes es un elemento más a añadir a una salud muy deteriorada por la movida nocturna y por tantas obras en la pavimentación de la zona», explica. Asegura que hay vías en las que se cambian las baldosas hasta dos y tres veces al año. Pone como ejemplo la calle Oscura en la que, actualmente, se está renovando el suelo «cuando hace tan sólo siete meses que lo cambiaron». «Nunca, salvo en tiempo de guerra, se vio una situación de obra permanente. No lo entiendo». Para García, muchos de los ruidos «son evitables».

Coincide con esta postura el presidente de la Asociación de Vecinos El Cristo-Buenavista, Ramón del Fresno. La construcción del futuro Palacio de Congresos y el centro comercial les trajo más de un disgusto. La ejecución, aún sin concluir, para erguir la mole de cemento «fue muy molesta», cuenta Del Fresno, «pero teníamos la ilusión de ver el espacio terminado», una ilusión diluida con el tiempo.

El representante vecinal exige que se concluya la obra de una vez por todas, porque además de entorpecer el paso de los viandantes, los comercios de la zona están sufriendo las consecuencias de las demoras. «El proyecto está aparcado. Seis obreros barriendo no significa que prosiga. La gente ya está muy desanimada», concluye.

Otra comunidad, la del edificio Panorama, a la entrada de Oviedo por la 'Y', aún tiene muy vivo el recuerdo de las grietas y el estruendo de las perforaciones de la antigua parcela de El Vasco, donde Jovellanos XXI (la empresa de Javier Sánchez Lago y José Cosmen) planeó varios proyectos frustrados y ahora está a la búsqueda de financiación para construir un Palacio de Justicia que resuelva la dispersión de las se desde judiciales en la capital. «Fue hace años, pero aún lo recuerdo. Era la inquisición», dice Ángel Mata.

El ruido de los votos

Los vecinos casi siempre optan por resignarse y cada uno soporta como puede el fastidio sonoro. Muchos no saben que en España existe un Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres, Nocivas y Peligrosas. Lo subraya el abogado Roberto Roces, que representó a los vecinos del edificio Panorama cuando, además de aguantar el runrún de las máquinas, tuvieron que buscar a un letrado porque Jovellanos XXI quería, supuestamente, apoderarse de parte de los terrenos de la comunidad de propietarios.

«Toda obra tiene que pedir una autorización que cumpla ese reglamento. El problema es que no se aplica. La mayoría de los Ayuntamientos pasan del tema y no aplican la normativa», dice el letrado. Para conseguir el correspondiente permiso, la empresa tiene que presentar un proyecto en el que se defina el impacto medio ambiental (incluido el ruido) de los trabajos y qué medidas correctoras va a adoptar para evitar los males sonoros.

«La culpa es de los Ayuntamientos pero es más fuerte el ruido de los votos que el de las obras», reprocha Roces. «Es una pena -prosigue- porque el reglamento es del año 1961 y fue uno de los primeros a nivel mundial, para proteger el Medio Ambiente».

Los otros

El ruido también afecta a los otros, los obreros que tienen que estar todos los días entre el barullo de taladradoras, excavadoras y la consiguiente peregrinación de camiones para remolcar los escombros. Llevan años en la construcción y según está el panorama en el sector por la crisis económica, no está el tema para quejarse por el ruido. El pasado viernes los trabajadores de la ampliación del Bellas Artes, con la excitación del fin de semana, se lo tomaban con humor: «Tenemos tapones y cascos, ¿qué vamos a hacer?». Los más veteranos resaltan que la obra «está siendo muy dura. Tardamos mucho para deshacer la piedra, pero donde hay piedra no se puede hacer otra cosa».

Y no se pude hacer nada porque, entre otras cosas, la maquinaria es la misma, «ha evolucionado, pero cuando hay que picar da igual que sea barro o piedra. El aparato es el mismo». La maquinaria no cambia, pero el ruido de picar la roca ensordece.

Al recordarlo, a Graciela Croke se le evade cualquier sentimiento de nostalgia. En su nueva casa de Las Regueras, a 20 kilómetros del centro de Oviedo, su bebé se cría en paz.

Hay quienes prefieren el trajín de las grandes urbes para vivir, ese ritmo frenético en el que la gente se introduce casi por inercia y de repente se ve corriendo para coger un metro, cuando el siguiente pasará un minuto más tarde; y también hay quien se decanta por la tranquilidad y el sosiego -en domingos casi aburrimiento- de las pequeñas ciudades, como Oviedo. La segunda opción fue la de Graciela Croke y su pareja. Hace cuatro años alquilaron un piso en la calle de La Rúa, una estrecha vía del casco histórico junto a la Catedral. La cosa no fue como ellos pensaban. El ruido no les dejaba vivir.

 

Las calles de Madrid inician el año cerca del límite máximo de ruido soportable

MadridPress -  08/02/2010

La ciudad de Madrid registró en enero una media de 63,6 decibelios de contaminación acústica, lo que sitúa a la capital en niveles cercanos al máximo de ruido soportable, establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 65 decibelios ponderados, según datos del Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid.

De las 17 estaciones operativas, 6 superaron este nivel, lo que significa que el 35 por ciento de las calles residenciales madrileñas están fuertemente contaminadas por ruido, según informes de la OMS.


Entre las zonas que más contaminación acústica soportan se encuentra la avenida de Ramón y Cajal, con 69,40 decibelios; Plaza de España, con 67,6; y las calles Manuel Becerra y Cuatro Vientos, con 67 decibelios anotadas, todas ellas calles por donde circulan diariamente miles de vehículos.


Por el contrario, según datos del Ayuntamiento de Madrid, las zonas de la capital que soportan menos contaminación acústica están situadas en la Casa de Campo, con 49,4 decibelios; el Pardo, con 59,10; y Campo de las Naciones, con 60,5 decibelicios.


El Departamento de Calidad del Aire municipal cuenta con 30 estaciones de Medición Medioambiental dentro la Red de Vigilancia que se encargan, a través de micrófonos especializados, de establecer datos diurnos y nocturnos de todas las zonas de Madrid. No obstante, sólo funcionan 17 por obras de la zona. Así, no están operativas actualmente las situadas en zonas tan importantes como el Paseo de Recoletos, Atocha, Gregorio Marañón, Marqués de Salamanca, Plaza de Castilla, Calle Alcalá o Santa Eugenia.


No obstante, el Consistorio matritense con varias unidades móviles, que se encargan de hacer mediciones puntuales y concretas, la conocida como 'patrulla antiruido'.


NIVELES NOCTURNOS
Respecto al nivel de ruidos nocturnos, que comprende la medición entre las 23 y las 7 horas, el Departamento de Calidad del Aire recomienda que no se superen los 55 decibelios. Según los datos registrados el jueves, día laborable, por los sistemas de medición municipal, todas las estaciones superaron ese límite, salvo las situadas en las zonas de Puente de Vallecas, Farolillo, Casa de Campo y El Pardo.


Los fines de semana, concretamente las noches de viernes y sábado, los niveles de ruido aumentan sensiblemente en la zona centro de la capital, debido al aumento del transporte y a la actividades de los locales de ocio. Así, vecinos de las calles aledañas a la puerta del Sol, Gran Vía, Chueca, Plaza de Huertas y el barrio de La Latina se quejan reiteradamente de los estruendos que provocan la acumulación de gente en zonas de marcha.


Entre las actividades causantes del ruido, aparecen en primer lugar el tráfico, y luego las obras y otras actividades laborales y la industria. Los efectos producidos por el ruido pueden ser fisiológicos, como la pérdida de audición, y psicológicos, como la irritabilidad exagerada, según informa el Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid. Europa Press

La migraña afecta a 11 de cada 100 personas

Informador.mx

Si padece migraña, evite fumar en la medida de lo posible. Incluso, no permita que fumen en su presencia. ARCHIVO

  • El estrés, una posible causa

Dolor de cabeza intenso durante varias horas y alteraciones en los sentidos son síntomas de este mal crónico

GUADALAJARA, JALISCO.- La vida de la mayoría de las personas está marcada por las prisas y la preocupación por cumplir con sus responsabilidades en tiempo y forma; esto lo puede llevar irremediablemente a estresarse, lo que comúnmente se refleja en dolor de cabeza. Si el anterior es su caso, debe parar y atenderse: usted podría padecer migraña.


La migraña afecta a 11 de cada 100 personas en México. En su mayoría, los pacientes de migraña son mujeres y la padecen entre los 11 y los 46 años de edad, aseguran especialistas.


Los síntomas que identifican a la migraña son: dolor de cabeza intenso durante varias horas, en ocasiones días, y la sensibilidad a la luz y el ruido.


Algunos pacientes, después de presentar una crisis, pueden tener secuelas temporales como confusión mental, pensamientos no claros, necesidad de dormir y dolor en el cuello o cabeza.


Las migrañas no representan una amenaza significativa para la salud; sin embargo, pueden volverse crónicas, y llegar a interferir en la vida cotidiana de la persona.


El riesgo es que los vasos sanguíneos se contraigan, provocando que el flujo de sangre no llegue a algunas partes del cerebro por un largo periodo de tiempo y originar convulsiones.

“Dolor y desesperación”

Martha Patricia Gómez Hermosillo, de 50 años, quien ha padecido migraña desde su adolescencia, vive en zozobra porque en cualquier momento se puede presentar la enfermedad y sus actividades diarias de ama de casa y mujer trabajadora se ven afectadas.


“Cuando el dolor se presenta, predomina la desesperación porque no tolero la luz, los ruidos... e incluso he tenido nauseas y vómitos”.


Una crisis puede durarle hasta dos días. Un síntoma preventivo que se presenta en ella es cuando pierde la visión de un ojo, posteriormente y si no se medica, aparece la migraña.


Cuando el dolor cesa, queda susceptible ante los movimientos bruscos, se marea y no puede agacharse a tomar algo del piso.


La paciente cuenta que durante su segundo embarazo se presentó una crisis de migraña, y como no podía tomar medicamento y el dolor era insoportable, su neurólogo tomó la decisión de medicarla por la nariz: “Tuve que recibir medicamento por la nariz, para que llegara directamente al cerebro”.


En los episodios se le adormece la mitad del cuerpo, en específico el lado en donde se presenta el padecimiento, “se me duerme el brazo, la lengua, la boca”.


No existe cura
El tratamiento que se debe seguir es especial para cada persona, ya que no se ha encontrado una cura para este mal.


Hay pacientes que presentan dolores ocasionales que requieren poco o ningún tratamiento, mientras que otros necesitan usar numerosos medicamentos o incluso hospitalización ocasional.


Una crisis de migraña pueden ser provocada por diferentes factores, como: una reacción alérgica, ruidos fuertes, olores, estrés físico o emocional, no dormir lo suficiente, fumar o exponerse al humo del cigarro, omitir comidas, ingerir alcohol, los ciclos menstruales, el uso de píldoras anticonceptivas, entre otros.


También la provocan el consumo de algunos alimentos como el chocolate, las nueces y la mantequilla de maní; el aguacate, el plátano, los cítricos, las cebollas, los productos lácteos como quesos curtidos, pescado ahumado y los alimentos fermentados o embutidos.


Identifíquela
La migraña no es un simple dolor de cabeza, sus síntomas son dolor intenso en uno o ambos lados de la cabeza, vómitos, náuseas, molestia ante el ruido y luz, cansancio, falta de apetito, entumecimiento y debilidad.


Existen también síntomas de alerta ante una posible crisis como problemas visuales; algunos pacientes llegan a ver un túnel obscuro, líneas en zig-zag, estrellas o llegan a tener un punto ciego.

Si la padece

  • Lleve una dieta equilibrada.
  • Para evitar crisis, procure hábitos de vida regulares.
  • Duerma suficiente, al menos ocho horas al día. Levantarse y acostarse a la misma hora, incluso los fines de semana.
  • No ayune.
  • Algunos alimentos como el chocolate, café, queso, embutidos, alimentos grasosos, entre otros, le pueden provocar una crisis, evítelos.
  • Limite el consumo de bebidas alcohólicas.
  • No fume, el cigarro está contraindicado en el caso de la migraña; incluso, no permita que fumen en su presencia.

Texto: Carmen Espinosa
susalud@informador.com.mx

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