domingo, 11 de febrero de 2007

Domingo 11 de febrero de 2007

El País.

La otra cara de la fiesta
Un reactor sobrevolando el salón

JAIME PRATS - Valencia - 11/02/2007

Hay vecinos de Valencia que la semana de Fallas duermen en el aeropuerto de Manises. No es que literalmente pasen la noche acostados junto a los reactores, pero casi. Sufren en su dormitorio el ruido equivalente al que hace un reactor despegando o aterrizando sobre sus cabezas. Los afectados son todos aquellos que ven cómo en los alrededores de su domicilio, a veces a escasos metros de su balcón, la agrupación fallera de turno le monta una verbena sin que pueda hacer nada para remediarlo. Ni siquiera denunciar las molestias que les ocasiona en su domicilio, esta vez sí literalmente, hasta el punto de ver cómo vibran los cristales y los aparadores de tu casa, como denunció una vecina de la calle Museo, al lado de la plaza del Carme.

Y es que hasta los 130 decibelios, el ruido del motor de un avión al despegar, el Ayuntamiento ampara la movida nocturna. De hecho, en las próximas semanas, las agrupaciones falleras podrán empezar a recoger las autorizaciones que conceden los responsables municipales para montar las decenas de verbenas callejeras que cada año colapsan parte de la ciudad durante buena parte del mes de marzo. Las resoluciones permiten a las fallas montar escenarios con equipos de luz y sonido 4.00 horas y emitir un "nivel sonoro máximo inferior a 130 decibelios", como indicaron ayer a este diario desde la Concejalía de Fiestas. Este mismo nivel sonoro es el que acordó el concejal de este departamento municipal, Félix Crespo, en la asamblea de presidentes de falla celebrada el año pasado en la que se regularon las verbenas de San Juan para este año. Los picos en una mascletà rebasan ligeramente los 120 decibelios y la media de ruido está entre los 105 y 110.

Los 130 decibelios autorizados por el Consistorio duplican los 65 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha fijado como límite de tolerancia para el oído. La ley impide rebasar esta cifra durante el día y los 45 por la noche. Una zona de marcha nocturna intensa puede registrar entre 90 y 100 decibelios entre el tráfico, la música que sale de los locales y el jolgorio callejero. Todos estos registros están muy por encima de los 55 decibelios que ha establecido un juez en Tenerife como el listón que no se puede sobrepasar a partir de las diez de la noche y que le ha llevado a suspender cautelarmente el Carnaval de Tenerife. Esta decisión responde a una denuncia presentada por siete comunidades de vecinos y nueve particulares. "Este tipo de conflictos entre vecinos y la fiesta no es infrecuente", relata Toni Cassola, de la Associació de Veïns Amics del Carme. "Aquí hemos denunciado a verbenas que no paran de sonar entradas las cinco de la madrugada ante la indiferencia del Ayuntamiento", relata, "estamos indefensos no ante la fiesta, sino ante los excesos de la fiesta".

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, no teme que las Fallas puedan sufrir algo similar a lo ocurrido en Tenerife. Destacó el viernes que la ordenanza del ruido que está elaborando el Ayuntamiento hará una excepción durante las Fallas y algunos otros actos. Además, indicó que el Consistorio estará preparado "en el caso de que nos pudiera ocurrir" algo similar.



Mediterráneo

¿Carnaval sin ruido?
11/02/2007

La suspensión cautelar en Santa Cruz de Tenerife de las celebraciones de Carnaval que superen los 55 decibelios a partir de las 10 de la noche abre toda clase de incógnitas de futuro a solo cuatro días de que empiece la fiesta. La resolución dictada por un juez de Tenerife a instancias de unos vecinos del centro de la ciudad, es rigorista en extremo y, en la práctica, impide el desarrollo del Carnaval tinerfeño. Es más, hace caso omiso de las excepciones contenidas en la reglamentación desarrollada por el Ministerio de Medio Ambiente.

De cundir el ejemplo canario --es de esperar que no--, algunas de las fiestas populares con más tradición pasarían a la historia, desde los Sanfermines de Pamplona a las procesiones de Semana Santa, pasando por fiestas como las fallas de Burriana o Benicarló y la Magdalena. La antiquísima tradición de la fiesta en la calle pasaría a mejor vida en virtud de una aplicación fundamentalista, por no decir simplista, de las normas que protegen el derecho al descanso. Y las celebraciones esporádicas y sin periodicidad establecida, como las deportivas, deberían prohibirse.

En el caso de Santa Cruz de Tenerife hay que añadir el perjuicio económico que se causa si se ponen cortapisas a la más universal de sus fiestas. Sería desconcertante que la continuidad de un Carnaval que cuenta con dos siglos de antigüedad y que consiguió sortear las prohibiciones de la dictadura se pusiera ahora en discusión por una interpretación rigorista de la ley.

EL MARTES SE CONOCERÁN LAS MEDICIONES ACÚSTICAS
Indignación en Lagasca por actos de vandalismo
El fin de semana tras los exámenes hace "replantear estrategias"
11/02/2007 VICENT ESCAMILLA

Indignación. Es el sentimiento que reina entre los vecinos de la calle Lagasca y adyacentes de Castellón tras del primer fin de semana del año después de la época de exámenes de la Universitat Jaume I (UJI).

En este sentido, el portavoz de la asociación vecinal Castelló Sense Soroll, Joan Martínez, fue explícito: "La pesadilla empieza ahora" y calificó de "espejismo" el periodo de relativa tranquilidad que se registró en esta zona de la ciudad durante enero.

Según explicó, la "cuesta de enero y el periodo de exámenes universitarios", fueron las causas de esta aparente disminución de la contaminación acústica. Martínez denunció que los vecinos de estas calles --pendientes de ser declaradas zona acústicamente saturada (ZAS)-- volvieron a no poder dormir el jueves, cuando "hubo gente de marcha en la calle hasta las 7.15 de la madrugada". Asimismo, este portavoz de los vecinos criticó el "cinismo de la gente que ha llegado a tocar a los timbres de madrugada y a orinar en los portales de las casas, sin pudor".

"Estamos insultados y humillados", aseveró. Por ello, en la asamblea de Castelló Sense Soroll, prevista para mañana, la asociación se "replanteará sus estrategias para ver cuál es el apoyo real del Ayuntamiento".

CAMPAÑA ´CONTROLA´ Por otra parte, el coordinador de la campaña de sensibilización Diviértete sin Molestar, de la oenegé Controla Club, Juan Carlos Peral, explicó a Mediterráneo que durante la noche del viernes se realizaron unas 250 encuestas entre los jóvenes de fiesta, "que fueron muy bien acogidas".

A su juicio, el mayor foco de contaminación fueron los vehículos con el volumen de la música excesivamente elevado.

Está previsto que el próximo martes, el Ayuntamiento de Castellón facilite los resultados de medición acústica realizada por la empresa AT Control (se trata de las primeras que se hacen con una hora de duración) a la comisión de seguimiento.

Las Provincias

Decibelio
CASTELLON. TXEMA RODRÍGUEZ/

Ruido. Qué hermosa palabra. El ruido nos importa poco cuando lo generamos nosotros. Yo pongo la música a toda castaña. Por ejemplo. Y seguro que tengo a algún vecino soliviantado. El ruido es algo difícil de definir, incluso. Mozart es ruido, según se mire, y un petardo es música celestial con aromas de fiesta. Cada cual tiene su punto de vista y su tímpano. En Valencia andan revueltos porque ellos son muy ruidosos, como todos sabemos. Ellos son los reyes del decibelio, los de la pólvora y el bacalao. Y ahora que han visto las orejas del lobo (el mismo que ha devorado a Vilanova) se preocupan porque dar por el saco a primera de la mañana con los petarditos puede ser un delito. Aquí, que somos más moderados, no será para tanto. Pero igual. Porque basta que uno cualquiera ejerza su derecho a no ser molestado para que los demás hayan de comerse el espíritu festivo y las celebraciones familiares. Interesante dilema.

Se nos acaba la paciencia. Se nos termina todo. Me veo un conflicto en cada pueblo. Eso de aguantar verbenas toda la noche a la puerta de casa es insoportable. Esto es el progreso, la modernidad. No dar por el saco a nadie. Y está bien, porque la ley es la ley. Y porque es muy fácil acudir al campo ajeno a montar el numerito y, después, agotados y rendidos, volver al nuestro a descansar sin que nadie nos moleste.

Pero, claro, también está bien bailar, beber y hacer el oso hasta no poder más. Difícil dilema. ¿Será el ruido cultura o no? ¿Es un petardo un bien que merece protección legal?. Porque una cosa es la literatura sobre eso que llaman la “mediterraneidad” (no sé si lo denominan así, últimamente leo poco) y otra una panda de chotos con el mecherito, la pólvora y sus churris riéndoles las gracias. O, por el contrario, ¿será el silencio lo que se ha de preservar, la meditación, la soledad, el descanso, la reflexión y el susurro? ¿Se puede denunciar a una vecinos que gritan mucho cuando tienen orgasmos? ¿Qué haría un juez en ese caso? ¿Qué haría el pobre policía junto al tálamo midiendo la intensidad gutural de los denunciados?

Queda abierta una nueva vía para la I+D. La invención del ruido silencioso. O la del valenciano espiritual. Complejo asunto.

Y eso sería todo; saludos cordiales.

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