domingo, 25 de marzo de 2007

Domingo 25 de marzo de 2007

SUMARIO
Levante
ESTUDIO
Sólo el 6% de padres cree que sus hijos van de botellón aunque el 72% de los jóvenes reconoce practicarlo
Una experta advierte de la baja percepción de un hábito en que los menores cada vez se inician antes

J. L. G., Valencia

El País
Especial: La Contaminación Acústica.
Más de 15 años de lucha contra el ruido
Los vecinos de Juan Llorens ganan un largo pleito que obliga a Valencia a remediar el desmadre nocturno

SARA VELERT - Valencia - 25/03/2007
El Carme ruega silencio
Los vecinos temen una avalancha de noctámbulos tras las limitaciones en Juan Llorens

DIEGO BARCALA - Valencia - 25/03/2007
Los hosteleros piden inversiones y diálogo
S. V. - Valencia - 25/03/2007
ENTREVISTA: La contaminación acústica JOAQUÍN MOREY Abogado
"Si denuncias, un año no te lo quita nadie"

S. VELERT - Valencia - 25/03/2007

La Voz de Asturias
FALLO JUDICIAL
Primera condena a una constructora por los ruidos

24/03/2007 F. A.

El Periódico de Extremadura
El sonómetro habla / Un balance altisonante
Las principales calles y carreteras de la ciudad rebasan el nivel saludable de ruido
Un 63% de las mediciones hechas por la Universidad superan el límite de la OCDE y un 95%, el de la OMS. Cánovas, Gil Cordero o la Hispanidad sobrepasan los 66 decibelios, límite que la Junta considera intolerable.

25/03/2007 LOLA LUCEÑO

Ideal de Granada
GRANADA
Vecinos de Hipercor piden prohibir el botellón todo el año tras el éxito policial
920 policías distribuidos por toda la ciudad velan para que no haya macrobotellón

R. I./GRANADA

20minutos.com
Bars i aires condicionatstreuen la son als catalans

Fede Cedó 21-01-2007

NOTICIAS
Levante

ESTUDIO
Sólo el 6% de padres cree que sus hijos van de botellón aunque el 72% de los jóvenes reconoce practicarlo
Una experta advierte de la baja percepción de un hábito en que los menores cada vez se inician antes
J. L. G., Valencia

Si la prevención es el arma con que se pretende prevenir el fenómeno del alcoholismo juvenil, los datos presentados ayer en el marco de las 34ª Jornadas de Socidrogalcohol son un factor de preocupación. Según un informe sobre el botellón en la C. Valenciana coordinado por la profesora de Psicología de la Universitat de València, Maite Cortés, sólo el 6,6% de los padres cree que sus hijos invierte su tiempo de ocio el fin de semana bebiendo alcohol en la calle. Frente a este percepción en el entorno familiar, la realidad dice que el 80,6% de los universitarios entrevistados afirma realizar botellón. Entre los adolescentes el porcentaje baja hasta el 67%. Un 72% en general.

Unas estadísticas que revelan la baja percepción de un hábito en el que los jóvenes se inician antes cada año. Si los adolescentes que han adquirido la mayoría de edad ahora comenzaron a ir de botellón a los catorce, los que ahora cuentan esa edad empezaron a los doce. Otro dato: más de la mitad de los padres entrevistados cree que sus hijos nunca han bebido. Creencia que no soporta un careo con la realidad: el 88,6% de los jóvenes valencianos ha consumido en el último mes y un 40,1% llegó a casa bebido -su promedio de borracheras es de 2,37 cada 30 días.

El botellón, según coinciden los expertos, responde a un modelo de «consumo por atracón» -la adaptación española del anglosajón big drinking . Por lo general, los jóvenes lo practican una vez por semana pero de forma regular, ingiriendo una media de más de cinco copas por sesión. Dentro del universo estudiado en este informe, la profesora Cortés advirtió de la presencia de un grupo, aproximadamente un tercio, mucho «más radical» en los consumos, que realiza botellón todos los meses, dos o tres veces por semana y con un consumo que puede llegar a nueve copas. «Estos atracones no provocan que un adolescente baje de golpe en los estudios» , indicó. Una de las causas de la poca percepción de los progenitores. Asimismo, alertó de que puede originar más irritabilidad, discusión familiares o con los amigos, pero «se achacan a otras razones por la permisividad que hay con el alcohol» .

El País
Especial: La Contaminación Acústica.

Más de 15 años de lucha contra el ruido
Los vecinos de Juan Llorens ganan un largo pleito que obliga a Valencia a remediar el desmadre nocturno
SARA VELERT - Valencia - 25/03/2007

La ordenanza del ruido de Valencia recoge la posibilidad de declarar un conjunto de calles Zona Acústicamente Saturada (ZAS) cuando de forma constante se superan límites sonoros que impiden el descanso de los vecinos. El Ayuntamiento, gobernado por el PP, sólo ha aprobado una ZAS, que implica la limitación de horarios a los locales de ocio. Fue en 1997 en la plaza de Xúquer. Las calles en torno a Gascó Oliag y Menéndez Pelayo arrancaron la ZAS por sentencia judicial el año pasado. Igual que la zona de Juan Llorens esta semana, tras más de 15 años de denuncia vecinal. El barrio de El Carme está a la espera de una respuesta de los jueces, mientras los hosteleros piden un plan de reordenación del ocio. El Ayuntamiento dice que estudia medidas.

"De lunes a viernes es una delicia de barrio. Hay mercado, colegios, estás a 10 minutos del centro... Pero el jueves empieza la fiesta, y el fin de semana ya es algo descomunal. Son 153 días al año que no puedes dormir". Josep Lluís Romero, de 48 años, ha vivido todas las etapas de la lucha vecinal contra el ruido en las calles del entorno de Juan Llorens (barrio de Arrancapins). Más de 15 años en los que los vecinos han tocado a las puertas del Ayuntamiento, han protestado y pedido ayuda sin lograr soluciones. Hasta que acudieron a los tribunales hace casi una década para defender sus derechos a la integridad física y moral, a la intimidad e inviolabilidad de su domicilio. Los recoge la Constitución y los ha subrayado esta semana el Tribunal Supremo, que ha ordenado al Consistorio que concluya el expediente de 1998 para declarar sus calles Zona Acústicamente Saturada (ZAS).

El Consistorio ha tardado ocho años de denuncias en retirar una licencia a un local

"A la tercera que bajas al local te sueltan que si te molesta la música, llames a la policía"

La larga pelea por la tranquilidad deja "un sabor agridulce". "Da rabia que un ciudadano tenga que meterse en un pleito para que le reconozcan sus derechos", critica Romero. Aún recuerda un tiempo en que uno de los locales más conocidos no era más que un bar de barrio. "Hasta que llegó la época dura, la del caballo, y empezaron a ponerse pubs. Al PSOE se le fue de la mano". Ya no se puso remedio. Se abrieron más bares, "en plan bestia", y los decibelios subieron "cada vez más alto". Un vecino llama a la policía, después otro, y otro... El ruido se convierte en un problema insoportable que cada cual afronta como puede. Amparo Rubio, de 40 años, estrenó piso y matrimonio en 1992. Y garito en el bajo del inmueble. "Lo inauguraron el mismo día que llegamos". Como muchos otros damnificados del ruido, Amparo y su marido intentaron razonar con el dueño del local: "Hablas con ellos y parece que lo entienden. Pero no. A la tercera que bajas te sueltan que si te molesta la música, llames a la policía".

Amparo ha perdido la cuenta de las veces que marcó el teléfono de la Policía Local y Josep Lluís no recuerda ninguna llamada que condujera a frenar los excesos. "Si hay un coche mal aparcado, lo multan. Pero si tú llamas, te obligan a poner la denuncia y te ponen personalmente en contra del pub. No actúan por su cuenta. Alguna noche incluso han venido cuando ya estaba cerrado. Yo dejé de denunciar", cuenta Josep Lluís.

Y en el Ayuntamiento, "ni caso". "Al poco de mudarnos conocimos a más vecinos en la misma situación y empezamos a reunirnos. Parecía una terapia de grupo, pero nos venía bien", recuerda Amparo. Fue la "época heroica", como la bautiza Antonio Puchades, presidente de la Associació de Veïns Arrancapins-La Petxina. "Los vecinos estaban desamparados, hubo hasta amenazas de algún desaprensivo. No había ni ordenanza del ruido". El Consistorio, ya con el PP en su segundo mandato, la aprobó en 1996. Con ella se abrió la "época jurídica" en Juan Llorens. La ordenanza dio carta de naturaleza a las ZAS (ver gráfico), áreas en las que limitar licencias de apertura, horarios y tráfico en un conjunto de calles que superan de manera constante el tope de ruido ambiental permitido de noche.

Los afectados crearon la Coordinadora contra el Soroll y contactaron con el abogado Joaquín Morey. "Lo primero era ver si había mediciones. Es la única forma de acreditar ante el Ayuntamiento una ZAS. Las obtuvimos por vía de la oposición en la comisión del ruido de entonces", explica. Los datos no dejaban lugar a dudas. Se pidió la ZAS y llegaron las "excusas". Que si es culpa del tráfico, que si el ruido es menor que en la plaza de Xúquer -ZAS en 1997, la única declarada sin mediar sentencia-. En marzo de 1999, la comisión del ruido admite que Juan Llorens cumple las previsiones, pero esquiva su propia ordenanza al supeditar la ZAS al fracaso de otras medidas: cierre del tráfico, revisión de licencias y locales, control de mesas y sillas y del consumo de alcohol. Un parche. "Algún local se cerró temporalmente para subsanar deficiencias, pero los sonómetros no bajaron mucho", según Morey. Los afectados realizaron sus propias mediciones, "con notario". "Estaba claro, pero el Ayuntamiento dejó morir el expediente", añade.

El primer asalto judicial contra la pasividad municipal en 1999 se perdió en el Tribunal Superior de Justicia (TSJ). La Coordinadora no se rindió e insistió en reclamar la ZAS. El equipo de gobierno de la alcaldesa, Rita Barberá, guardó silencio. Un silencio que equivale a la denegación de la petición, que los vecinos recurrieron otra vez. En octubre de 2002, de nuevo un revés judicial. El TSJ rechaza el contencioso, pero nueve vecinos, entre ellos Rubio y Romero, se mantienen en sus trece y elevan el caso al Tribunal Supremo. Otros cinco años han pasado para que puedan leer una sentencia que les ampara y afea al Ayuntamiento un silencio "sin explicación" que pisoteó sus derechos e ignoró su propia ordenanza. La respuesta municipal fue "claramente insuficiente".

Lo fue entonces y lo ha sido en estos años de espera, de más ruido, noches sin pegar ojo y amaneceres con la calle llena de gente, de basura, vómitos y meadas. Lo demuestra la historia de Rosa M., de 50 años, y su familia, que prefieren no identificarse más porque aún les embarga un miedo difuso de su confrontación con el local que les ha amargado la vida. El pub que desde 2001 atormentaba su sueño ya había sido sancionado en 1999. Fue una de esas multas que se pagan para volver enseguida a las andadas. El dueño pidió que llamaran cuando incordiara la música, pero no cogía el teléfono. No podía oírlo, como se deduce de los 90 decibelios, "con picos de 108" que midió la Policía Local en el piso tras muchas idas y venidas al Ayuntamiento. "Me decían que el expediente ya estaba en la mesa del concejal, a punto de firmar, y me enseñaban el expediente. ¡Así de gordo!", exclama la mujer separando varios palmos las manos. Una multa leve, un cierre de seis meses, y vuelta al boom, boom. Casi ocho años le ha costado al Ayuntamiento retirar la licencia al pub.

El local que ignoraba el derecho al descanso de Amparo Rubio también tiene un largo expediente. Desde 1993 con denuncias y sin dejar de hacer caja. "Se le pedían mejoras, pero nunca que insonorizara el local. Hasta que topamos con un policía que se tomó interés y lo cerraron temporalmente". Pero la orden no se respetó y el matrimonio, como otros, no aguantó más. Desde 2005 vive lejos de Juan Llorens. "Hasta entonces no he sabido lo que es convivir en pareja un fin de semana en casa, tranquilamente".

Romero se ha quedado. El local con el que comparte pared ha conocido una decena de propietarios. "No tengo por qué irme. En el 98 aún se negociaba, ahora la cuestión ya no admite discusión. Quiero la ZAS lo más rápido posible". Joaquín Morey plantea la posibilidad de pedir indemnización para los afectados de Juan Llorens por mal funcionamiento de la administración. Mudanzas, ventanas dobles... Por no hablar de costes personales.

En Juan Llorens ven el final del túnel. En El Carme se aferran a la demanda presentada por el mismo despacho de abogados pero a través de Andrés Morey, que ya ganó el año pasado, entre otros éxitos judiciales contra el ruido, la ZAS de Gascó Oliag-Ménendez Pelayo, con otro relato de desmanes paralelo al de Juan Llorens.

El gobierno del PP, mientras, tras una asombrosa interpretación de la sentencia por la que el Supremo lo amparaba para declarar la ZAS de su ordenanza, anuncia que estudia soluciones como el traslado de bares al puerto para descongestionar los barrios y la permuta de licencias.

El Carme ruega silencio
Los vecinos temen una avalancha de noctámbulos tras las limitaciones en Juan Llorens
DIEGO BARCALA - Valencia - 25/03/2007

"¿Si pedimos la ZAS?, ¡a gritos!". Amparo Romero ha vivido la mitad de sus 60 años en un primer piso de la calle de Quart, en pleno barrio de El Carme. Después de convivir con un bar de copas durante diez años bajo su casa, ha llegado a la conclusión de que la diversión nocturna prevalece sobre su calidad de vida. "Según he ido cumpliendo años, más me ha costado dormir. Menos mal que existen los tapones".

"Cuando me tengo que levantar a las cuatro de la mañana voy a trabajar sin dormir", lamenta Beatriz, maquinista del tranvía de Valencia Al Ayuntamiento le sobran los motivos para declarar a la calle de Beatriz como zona acústicamente saturada

Taponar sus oídos no le sirve a Beatriz (ha pedido figurar con nombre supuesto) para evitar su insomnio forzado cerca de la plaza del Tossal. Es maquinista del tranvía de Valencia y trabaja por turnos. "Cuando me levanto a las cuatro de la mañana, voy a trabajar sin dormir". Tiene 50 años y vive desde hace 15 en el barrio. "Tengo doble cierre y aire acondicionado para no abrir las ventanas en verano. El ruido nocturno de la música de los coches empieza las noches de los miércoles y no para hasta el domingo". "Soy una fanática de los domingos por la mañana, cuando todo se acaba".

Al Ayuntamiento le sobran los motivos para declarar a las calles de Amparo y Beatriz como zonas acústicamente saturadas. Las mediciones acústicas tomadas por los vecinos, por la noche, superan con creces los 65 decibelios requeridos para declarar una ZAS en el barrio de El Carme. "Intentas dormir y cuando consigues el sueño te sobresalta un chillido en plena madrugada", describe un vecino de la calle de Bolsería. "Nosotros vivimos el follón de las Fallas cada fin de semana", compara.

El ocio ha encontrado un espacio tradicional en El Carme. Hay una cafetería, restaurante, bar o pub, por cada 20 habitantes. Entre hosteleros y cargos municipales promueven la teoría de que los locales socializan el barrio. "En Palma tienen un problema de inseguridad en el centro. Nosotros no, gracias a los bares", avisó el concejal de Seguridad Ciudadana, Miguel Domínguez, ante un grupo de vecinos el pasado febrero. "La vida debe estar por el día en las tiendas, no a las cinco de la mañana", responde Beatriz.

Sari Quevedo, de 45 años, residente de la calle del Marqués de Caro, tampoco siente más seguridad con el ambiente noctámbulo. "Tengo un retén de policía al lado de mi casa. Una noche llamé cinco veces para que echaran a un coche, con la música a tope, de debajo de mi ventana. A la sexta llamada me colgaron y la discoteca móvil siguió ahí". Quevedo asegura que entiende el derecho de los jóvenes a divertirse, pero cree que son los bares los que tienen que limitar el ruido. "Algunos tienen carteles pidiendo a los clientes que no salgan a la calle", señala.

La sentencia favorable a los vecinos de Juan Llorens ha reactivado la esperanza de Amics del Carme para obtener su ZAS. Su portavoz, Antoni Cassola, advierte: "No vamos a esperar cuatro años hasta que un juez nos dé la razón. Nuestras calles no pueden seguir siendo pistas de botellón". Temen que las limitaciones horarias de las zonas de copas Woody, y ahora Juan Llorens, atraiga a más gente aún al centro y agrave la situación. "Nuestro barrio no puede convertirse en una barra de bar", añade Cassola. "Aquí no aguanta nadie. Mis vecinos varían cada tres meses. Es lo que aguantan", resume Beatriz.

Los hosteleros piden inversiones y diálogo
S. V. - Valencia - 25/03/2007

Un plan integral para la ordenación del ocio, campañas de concienciación con mensajes como La calle no es el sitio, mediadores sociales... La Federación Empresarial de Hostelería de Valencia exhibe su lista de actividades y propuestas de los últimos años como credencial para exigir "un intenso programa de inversiones públicas" y diálogo social para reconducir la situación. Los hosteleros aceptan que es necesario "un proceso de ordenación del ocio y la sostenibilidad de la industria turística", pero no están dispuestos a pagar todos los platos rotos de la batalla del ruido. Especialmente cuando se condena al Ayuntamiento por no actuar para aplicar al final una medida "que es una ruina económica para las empresas". "Las ZAS no son la solución", repite una y otra vez el portavoz de la federación, Vicente Pizcueta. La limitación de horarios en calles concretas desplaza a la clientela a otros barrios, pero no resuelve el conflicto, resalta.

El sector achaca buena parte del ruido al tráfico y defiende que la culpa no es de los locales, sino de la concentración de personas en torno a los bares, que alcanza la congestión en algunos barrios. El esponjamiento urbano del ocio parece inevitable, pero debe ir acompañado de otras actuaciones. Los hosteleros prepararon en 2003 un primer plan integral de ordenación del ocio. El coste de las medidas, incluidas las horas extra de la Policía Local para reforzar el control nocturno, ascendía a 760.000 euros. Los hosteleros proponen desde mecanismos de permuta de licencias para aliviar la presión sobre ciertos barrios a la puesta en marcha de zonas alternativas de ocio en entornos como el puerto, pasando por restricciones al tráfico nocturno y la persecución del botellón. El Ayuntamiento parece ahora dispuesto a apoyar estas medidas.

Las soluciones urgen. Las sentencias se amontonan, y a las ZAS de Valencia se unen procesos similares en Cullera, Gandia, Benicàssim y Castellón. "El camino en el que estamos instalados es incompatible con el desarrollo que pretende la Comunidad Valenciana" y la política de atraer grandes eventos como la fórmula 1, según a hostelería, que subraya su aportación a la economía y el turismo. El fallo judicial sobre Juan Llorens ha encendido las alarmas, aunque la federación intenta poner buena cara. Es una "nueva oportunidad" para retomar el diálogo y la búsqueda de soluciones, que pasan por "el necesario compromiso de inversiones económicas de carácter público" y la "defensa de la seguridad jurídica de los derechos empresariales".


ENTREVISTA: La contaminación acústica JOAQUÍN MOREY Abogado
"Si denuncias, un año no te lo quita nadie"
S. VELERT - Valencia - 25/03/2007

En el despacho de Morey Abogados se acumulan cientos de denuncias por ruido. A las importantes sentencias ganadas en los casos de la plaza de Xúquer o la ZAS de Menéndez Pelayo se ha unido ahora la de Juan Llorens, uno de los primeros casos que llegó a las manos de Joaquín Morey, de 34 años.

P. Hay norma estatal, autonómica y local del ruido. ¿Qué falla?

R. Hay mucha norma, pero no se aplica, y también hay falta de medios en los ayuntamientos. La mitad no tiene sonómetros. Y en las ciudades grandes no aplican correctamente la normativa.

P. ¿Por falta de voluntad?

R. Creo que es un error en la concepción de qué derecho fundamental es más importante. Los servicios de actividades están más encaminados a salvaguardar los derechos de los empresarios y a darles una licencia, que a cerrar un local. En Valencia, si hay un local que incumple, el Ayuntamiento no lo cierra. Lo que hace es requerirle, le da 10 días. He visto hasta siete trámites consecutivos de 10 días pidiendo que subsanen deficiencias. Mientras tanto, el vecino está en casa soportando el exceso de ruido. Si vas dando largas y permitiendo nuevos trámites de audiencia, pasa un año, el local no ha cerrado y el vecino está sin poder dormir. Hay que decantarse claramente por los derechos de los vecinos.

P. ¿Cuánto tiempo pasa desde que un vecino denuncia hasta que recupera la paz en su casa?

R. Hay muchos casos en que la gente, desesperada, se va. Pero hay de todo. Desde casos en que si el Ayuntamiento es eficaz se cierra porque el local es muy incumplidor, a los que estás dos, tres, cuatro años con escritos, mediciones... Cuatro años en muchos casos. Si tienes un problema de ruido y denuncias, un año mínimo no te lo quita nadie hasta tener respuesta.

P. ¿Sale barato incumplir la ley?

R. Sí, porque no se sanciona como se debería. Si infringiendo el aforo consigues 12.000 euros por tener más gente en el local, y te sancionan con 3.000, a ti te ha salido rentable la noche. Hay un principio de derecho general que dice que eso nunca debe suceder. Y sí sucede.

La Voz de Asturias

FALLO JUDICIAL
Primera condena a una constructora por los ruidos
24/03/2007 F. A.

El juzgado número cinco de Oviedo ha dictado la primera sentencia que condena a una empresa constructora por defectos de insonorización de las viviendas. El fallo emitido por el magistrado-juez Pablo Martínez-Hombre Guillén obliga a la empresa a "la reparación" de estas "deficiencias y defectos".

Los vecinos de la urbanización Nueva Quinta, situada entre la avenida San Agustín y el Fuero, emprendieron una batalla judicial contra la empresa por no haber realizado el aislamiento acústico del edificio. El letrado que lleva la defensa de los vecinos, José Feliz Lobato González, considera que la decisión judicial "podría sentar jurisprudencia en una materia en la que se pleitea poco". De hecho, es la primera causa judicial que se ve en Asturias y podría sentar un precedente que serviría para futuros casos, según indicó.

Los vecinos de estos edificios de nueva construcción reclamaron a la empresa promotora el aislamiento acústico. Los pisos tienen dormitorios colindantes con los salones y los cuartos de baño de otros vecinos, con lo cual, al no haber aislamiento, los ruidos de los grifos, las duchas y los televisores se filtran por los tabiques superando los niveles de ruidos permisibles, según explicó Lobato González.

El letrado señaló que las pruebas de niveles de ruidos efectuadas con los instrumentos homologados por el Principado arrojaron resultados "lamentables, porque no hay ningún tipo de aislamiento". El juez considera en su fallo que "los defectos de insonorización" fueron comprobados por los peritos de la parte demandante, "siendo objeto de un especial estudio, sin que la (empresa) demandada hubiese articulado medio de prueba alguno tendente a desvirtuar su valor probatorio".

La demanda fue presentada conjuntamente por seis comunidades de vecinos correspondientes a otros tantos edificios en la mencionada urbanización, próxima al hospital San Agustín. El abogado de los vecinos recalcó que sus clientes compraron estos pisos porque se vendieron como un enclave privilegiado.


El Periódico de Extremadura

El sonómetro habla / Un balance altisonante
Las principales calles y carreteras de la ciudad rebasan el nivel saludable de ruido
Un 63% de las mediciones hechas por la Universidad superan el límite de la OCDE y un 95%, el de la OMS. Cánovas, Gil Cordero o la Hispanidad sobrepasan los 66 decibelios, límite que la Junta considera intolerable.
25/03/2007 LOLA LUCEÑO

Las grandes avenidas y calles céntricas de la capital cacereña superan el nivel máximo de ruidos recomendado por distintas organizaciones e instituciones, unos límites que, si se sobrepasan, pueden conllevar no solo molestias sino riesgos para la salud. El resto de la ciudad también sufre el mismo problema, aunque sea de forma más atenuada, y el tráfico constituye el principal causante. Un estudio realizado por la Universidad de Extremadura en distintas vías cacereñas --desde las grandes variantes hasta las pequeñas calles de los barrios--, confirma que un 63% de las mediciones superan los 65 decibelios que marca la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Europeo (OCDE), y un 95% están por encima de los 55 que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Estos datos han sido facilitados a EL PERIODICO por los profesionales del Laboratorio de Acústica de la Universidad de Extremadura, que tiene su sede en la Politécnica y está integrado por físicos, químicos, arquitectos, matemáticos, ingenieros aeronáuticos y otros profesionales. Llevan tres años trabajando en distintos proyectos encargados o financiados por diversas instituciones, y fruto de ellos disponen de mediciones en numerosas calles de Cáceres. Sin embargo, estos mismos estudios permiten afirmar que la ciudad no es una excepción, sino al contrario. "Por ejemplo, en un proyecto comparativo con Vitoria, Salamanca, Mérida y Badajoz, la capital cacereña es en general la cuarta urbe con menos ruido", explican Juan Antonio Méndez, profesor de Física Aplicada, y Juan Miguel Barrigón, coordinador del laboratorio universitario.

Dicho proyecto ha sido publicado por la revista especializada Journal Acoustical Society of America , y determina que el 62,8% de las mediciones realizadas en la ciudad están por encima de los 65 decibelios que la OCDE recomienda no superar, ya que niveles mayores pueden entrañar, además de las consiguientes molestias, ciertos riesgos para la salud como pérdida de capacidad auditiva, aumento del ritmo cardiaco, incremento de la tensión arterial, irritabilidad, ansiedad, insomnio, falta de concentración... Eso sí, siempre dependiendo del volumen y del grado de exposición en cada caso.

Además, un 95,4% de las mediciones en Cáceres rebasan los 55 decibelios que, según la OMS, ya determinan molestias considerables. En cuanto a los parámetros de la propia Junta de Extremadura para zonas comerciales y residenciales, entre 63 y 66 decibelios se considera un ambiente ruidoso, y más de 66 se cataloga como intolerable. Sin embargo, en el gráfico adjunto se observa que las vías concurridas del centro urbano superan los límites.

Pero el resto de la ciudad tampoco está tan lejos. El estudio realizado por el Laboratorio de Acústica de la Universidad de Extremadura ha analizado cincuenta calles y las divide en cinco categorías. La primera, formada por las principales infraestructuras, es decir, carreteras nacionales y circunvalaciones, arroja una media de 72,7 decibelios. En este grupo se incluye por ejemplo la ronda norte, con 67 decibelios, o la N-521 a su paso por la ciudad, con 76,4. La segunda está integrada por las grandes avenidas y registra una media de 70,6 decibelios, entre ellas Ruta de la Plata (68) o avenida de Alemania (70,9). En tercer lugar se agrupan calles importantes de la ciudad, con un promedio de 69 decibelios, caso de la avenida de la Hispanidad (70,5) o Rodríguez de Ledesma (68). En la cuarta categoría se encuadran los ejes principales de los barrios, que arrojan un nivel medio de ruidos de 66,7 decibelios, por ejemplo la avenida Alfonso Díaz de Bustamante en el R-66 (67,2). Y en el quinto grupo, las calles pequeñas de las barriadas, con una media de 60,7. LLEGA A SER COSTUMBRE / Los expertos coinciden en señalar que el fenómeno va en aumento, ya que las ciudades tienden a incrementar su población y por tanto el volumen de tráfico. “La gente se ha acostumbrado a vivir en medio de estos niveles de ruido, casi no sienten molestias, y en general tampoco se hace mucho por evitarlo”, señala el profesor Juan Antonio Méndez.

Ideal de Granada

GRANADA
Vecinos de Hipercor piden prohibir el botellón todo el año tras el éxito policial
920 policías distribuidos por toda la ciudad velan para que no haya macrobotellón

R. I./GRANADA

Vecinos del entorno de Hipercor, donde se ha habilitado el denominado botellódromo, plantearon prohibir el consumo colectivo de alcohol durante todo el año después de que el dispositivo policial activado este fin de semana en la capital granadina evitara la celebración de un macrobotellón anunciado por Internet, como adelantó IDEAL.

Según un comunicado de la Plataforma Antibotellódromo, en el que se pone de manifiesto el aumento del malestar y el enfado de los vecinos de esta zona, no se están cumpliendo ninguno de los acuerdos a los que se comprometió el Ayuntamiento de Granada .

Este colectivo lamentó el «deplorable espectáculo» ofrecido por agentes de la Policía Local que, según explicaron, tuvieron que correr detrás de jóvenes para tratar de disuadirlos, ante la prohibición municipal de este fin de semana frente a la convocatoria de un botellón masivo.

Los vecinos se cuestionaron que, al igual que «cuando conviene por intereses» se dictan bandos en los que se suprime esta actividad, por qué no se prohíbe la misma durante todo el año.

Un día

En este sentido, añadieron que en otros sitios en los que hay tantos estudiantes como en Granada «y con representantes públicos del mismo signo, pero con las ideas más claras» lo han conseguido, mientras que, apostillaron, «aquí, con un día, satisfechos».

Un total de 920 policías locales y nacionales distribuidos por toda la ciudad velan este fin de semana por que no se celebre el macrobotellón convocado por correos electrónicos y mensajes a móviles este fin de semana en Granada. La Policía Local practico ayer una veintena de detenciones.

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