sábado, 31 de marzo de 2007

Viernes 30 de marzo de 2007


Mediterráneo


CADA VEZ SON MÁS LOS MUNICIPIOS QUE BUSCAN EN LAS ORDENANZAS UNA FORMA DE RECUPERAR EL ANTIGUO BUEN GOBIERNO´

Los consistorios recurren a normas para regular la convivencia vecinal

El Ayuntamiento de Castellón elabora actualmente una normativa para "recuperar las buenas prácticas". Los textos revisan la reglamentación municipal para adaptarse a las nuevas realidades de la sociedad

30/03/2007 NÚRIA VARGAS

http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/noticia.asp?pkid=288215


Ruidos, limpieza viaria, casales, vandalismo, botellón... Son cuestiones a la orden día en los municipios de la provincia que muchas veces escapan al control de la autoridad. Para evitarlo, las ordenanzas de convivencia ciudadana se están convirtiendo en los últimos años en un elemento indispensable para regular la vida en los pueblos y ciudades de toda la provincia.


Aunque todavía son una minoría los municipios que disponen de este tipo de normas locales en Castellón, no es menos cierto que cada vez son más los que optan por establecer un marco normativo para procurar las buenas relaciones vecinales, en una vuelta actualizada a las antiguas leyes de buen gobierno.


NUEVAS ORDENANZAS La capital de La Plana es el último ejemplo de esta nueva tendencia. Tal como confirmó el concejal de Servicios Públicos, Miquel Soler, el Ayuntamiento de Castellón está en estos momentos redactando una ordenanza de convivencia ciudadana, con la que se pretende "recuperar las buenas prácticas". El contenido de la normativa está todavía por definir, aunque Soler sí apuntó que, para su redacción, los técnicos municipales han buscado inspiración en experiencias de otros municipios, como la ordenanza puesta en marcha hace un año en la ciudad de Barcelona.


De basarse finalmente en ella, el texto castellonense podría hacer referencia a cuestiones tan cotidianas como el juego a pilota en la calle, los grafitis en paredes, el respeto al mobiliario urbano, el botellón o algo tan elemental como la prohibición de orinar en la vía pública.


ORDENANZAS ´RESUMEN´ Las ordenanzas de convivencia ciudadana resultan ser, habitualmente, un compendio de toda la reglamentación y normativa relativa a la conducta, la vecindad y las actuaciones en la vía pública. "Se trata de actualizar y condensar en un solo documento todo lo que, hasta ahora, se contemplaba desglosado en diferentes textos", explica Alejandro Amposta, concejal de Vila-real, municipio que prevé aprobar en el pleno su ordenanza de convivencia ciudadana en el plazo aproximado de un mes.


"Las cosas están cambiando y algo se tiene que hacer", explica el edil, para quien la recuperación de estas normas de buen gobierno surge, precisamente, de los cambios experimentados en la sociedad y la necesidad de buscar canales para regular las "maneras adecuadas de comportarse que antes se enseñaban en casa". "Ahora, en los hogares hay más permisividad y eso se refleja en las calles", concluye. La actualización de la normativa, planteada para "facilitar la actuación policial", engloba también cuestiones hasta hace unos años testimoniales o casi inexistentes, como el top manta o los gorrillas.


TEXTOS VIGENTES La Vall d´Uixó, Nules, Almassora, Vinaros, l´Alcora, Onda o Segorbe son otros de los municipios de la provincia que han recurrido a este tipo de normativa en busca del civismo de sus conciudadanos. El caso de Onda es, quizás, el más singular, ya que se trata de un texto refundido de la norma de 1910, que, a pesar de su lenguaje en ocasiones anacrónico, mantiene su vigencia.


Sin embargo, en buena parte de las ordenanzas anteriores al 2000, como la de Onda o Almassora, no se incluye --o, al menos, no de forma extensa, apartados como el control de los ruidos o la recogida de las basuras, cuestiones que sí se regulan de forma amplia en las normativas más recientes, como la de Segorbe o la Vall d´Uixó. La limpieza viaria, la contaminación, el vandalismo o la obligatoriedad del empadronamiento son otros de los artículos que desarrollan este tipo de ordenanzas cívicas.


El País


Los vecinos de Juan Llorens, excluidos en la reunión de su ZAS

EL PAÍS - Valencia - 30/03/2007

http://www.elpais.com/articulo/Comunidad/Valenciana/vecinos/Juan/Llorens/excluidos/reunion/ZAS/elpepuespval/20070330elpval_8/Tes


La Comisión del ocio que estudia la delimitación de la ZAS (zona acústicamente saturada) en el entorno de la calle de Juan Llorens, mantuvo una reunión ayer sin contar con la asociación de vecinos de Arrancapins-La Petxina, principales afectados por el exceso de ruido y protagonistas de la denuncia que ha motivado la declaración ZAS. El concejal de Actividades, Vicente Igual, insistió en que la sentencia del Tribunal Supremo que obliga al acotamiento de los horarios nocturnos de los locales "no condena al Ayuntamiento por inacción", después de las críticas recibidas por parte de vecinos y hosteleros.


En representación vecinal acudió la Federación de Asociaciones de Vecinos, a la que no pertenece el colectivo denunciante. "El concejal nos prometió una reunión antes incluso de que saliera la sentencia, y no ha cumplido", declaró Antoni Puchades, presidente de los vecinos de Juan Llorens. Puchades manifestó que se sienten "discrminados" porque en la delimitación de la anterior ZAS, en el entorno de la antigua discoteca Woody, "sí fueron llamados los vecinos". "Es ridículo", resumió. En la comisión se presentaron las mediciones acústicas actuales efectuadas en la ZAS de Woody, comprobándose el descenso del ruido gracias al estrechamiento de horarios.



Diario Información


El mapa sonoro establece un 20% de puntos con niveles por encima de lo permitido

La apertura de la circunvalación a su paso por La Vila redujo la contaminación acústica en el municipio – LA VILA.

C. F.

http://www.diarioinformacion.com/secciones/noticia.jsp?pNumEjemplar=1998&pIdSeccion=16&pIdNoticia=617672&rand=1175229093677


El mapa sonoro provisional de La Vila establece que sobre un 20% de las medidas efectuadas durante 2005 superan lo permitido por la ley. Concretamente, un 22% de los puntos medidos en invierno en horario diurno superaron los 65 decibelios o dBA, un 12% en horario nocturno, mientras que en el verano fueron un 19% en horario diurno y un 27% en horario nocturno. Estos datos se ofrecieron en el transcurso de la presentación del Plan Acústico Municipal, durante la que se destacó que la apertura de la circunvalación contribuyó a reducir los niveles sonoros de la localidad, puesto que estos son «directamente proporcionales al tráfico». Así lo manifestó el catedrático de Física Aplicada de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia, el vilero Jaime Llinares, quien colaboró en el mapa sonoro de Benidorm de los años noventa. El catedrático afirmó ayer que La Vila es una ciudad con niveles acústicos «aceptables», ya que su contaminación acústica es de 57,2 decibelios durante el día de media, sólo 2,2 decibelios por encima de los que marca la ley. Llinares también descartó la posible creación de alguna Zona Acústicamente Saturada (ZAS) en el municipio. El edil vilero Antonio Bujardón anunció que estos datos se presentarán en un próximo Consejo de Participación Ciudadana.


Llinares ha contado con la colaboración del también vilero Antonio Uris Martínez, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), y de José María Bravo, profesor de Física Aplicada de la UPV, para la elaboración de este mapa sonoro provisional, cuya versión definitiva está prevista para julio de 2008.


20 Minutos


Losada cree que hay que asumir el ‘botellón’ como una «nueva costumbre»

REDACCIÓN. 30.03.2007

http://www.20minutos.es/noticia/218482/0/Losada/asumir/%91botellon%92/


El alcalde participó en un encuentro con alumnos en la Facultad de Sociología. (Moncho Fuentes)


El botellón y el transporte centraron las preguntas. «Vale de todo», dijo ayer en la Facultad de Sociología el alcalde coruñés, Javier Losada, y comenzaron las preguntas de 30 universitarios que participaron en un encuentro al más puro estilo ZP, organizado por alumnos para que el regidor respondiese sus preguntas.


«¿Por qué vigila la Policía el botellón de Santa Catalina?»; «¿Habrá más frecuencias de buses universitarios?»; «¿Qué pasará con el viaducto de la ronda de Nelle?», preguntaron al alcalde Víctor, Bárbara y Fernando, respectivamente. Sin duda, el botellón y el transporte fueron los temas estelares. Sobre el primero, Losada contestó a Víctor que «no es un fenómeno alcohólico, sino de costumbres que hay que asumir y que no se resuelve con presencia policial, sino concienciando». Sobre el segundo punto, Bárbara, Marta y Rafael supieron de la apuesta de María Pita por «un sistema de transporte único para la ciudad y el área metropolitana». El ‘tercer grado’ duró dos horas.


20 Minutos – Valencia


«El ‘botellón’ se puede solucionar si todos nos implicamos»

S. G.. 30.03.2007

http://www.20minutos.es/noticia/218461/0/botellon/solucionar/implicamos/


El fenómeno del botellón sigue estando de moda. Por ello, desde la Facultad de Psicología de la Universitat de València, la profesora Maite Cortés, y un nutrido grupo de docentes, ha realizado un estudio sobre los jóvenes que beben en las calles valencianas. «Los adolescentes se inician en su práctica a edades más tempranas», concluye.


¿Cuándo iniciaron su estudio sobre el botellón?


Comenzamos hace unos tres años. Para hacer el estudio, quisimos que todos los jóvenes se encontraran representados, así que, de los 4.083 que han participado, hay desde los 14 años hasta los 29, y de todas las titulaciones universitarias que hay.


¿Qué pasos han ido dando para realizar el informe?


Nos leímos toda la prensa de la Comunitat de los últimos tres años, también vimos cómo actuaba la Policía, para saber qué hacía ante el problema.


¿Cuándo se inician los jóvenes en el botellón?


A partir de los 14 años ya se observa que los jóvenes consumen alcohol, aunque la media de los que hacen botellón oscila entre los 14 y los 18 años, más o menos.


¿Cuántas consumiciones realizan los jóvenes cuando van de botellón?


Aproximadamente está en unas cinco consumiciones.


¿Las mujeres y los hombres beben lo mismo?


No, los hombres suelen consumir más que las mujeres. El estudio lo hemos hecho tanto con universitarios como en los centros escolares.


¿Se ha observado alguna licenciatura en la que practiquen más botellón?


No hemos apreciado ninguna diferencia, todos hacen botellón por igual.


En cuanto al día de la semana que se prefiere para hacer botellón, ¿qué diferencias hay entre los universitarios y los adolescentes?


Los universitarios prefieren comenzar el botellón los jueves, mientras que los adolescentes empiezan el viernes.


¿En el estudio aparecen reflejadas todas las zonas de botellón de Valencia?


En el estudio, por supuesto que salen reflejadas todas las zonas, nosotros mismos las hemos visitado para comprobar de primera mano el comportamiento de los jóvenes que participan en él y hablar con ellos discretamente para extraer más ideas.


¿Cree que este fenómeno tiene solución?


Claro que tiene solución, pero no hay que analizar sólo el comportamiento de los jóvenes, sino también el de la gente que les rodea, ya que ellos viven en una casa con padres. Es un problema que nos atañe a todos los ciudadanos.


¿Van a realizar más estudios sobre el botellón?


Lo que tenemos en mente es conocer cuáles son las excusas que ponen los jóvenes a sus padres cuando salen por la noche de fiesta.


Bio. Nació hace 38 años en Cocentaina y es profesora titular de la Facultad de Psicología.


El Correo Digital


Ruidos y modernidad

MARÍA TERESA BAZO /CATEDRÁTICA DE SOCIOLOGÍA. UPV-EHU

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20070330/articulos_opi_viz/ruidos-modernidad_20070330.html


En diversos municipios de España se están dictando sentencias favorables a los vecinos que han denunciado la pasividad del consistorio correspondiente ante sus quejas reiteradas del ruido producido por locales que no guardan la normativa existente, o directamente las prohibiciones -a veces revocadas posteriormente- de actos públicos que conllevan la producción de ruidos de forma que exceden todos los niveles considerados normales o no dañinos para la salud.


Llama la atención sobre todo cuando se trata de acontecimientos festivos que 'tradicionalmente' se han desarrollado sin, al menos de forma pública, ser considerados antisociales. La tradición puede tener entre una década o menos (sería más bien una costumbre) y doscientos años o más. La cuestión es que cada vez más personas en nuestras ciudades y pueblos consideran que la emisión de ruidos es una actividad molesta, perturbadora, insalubre y por todo ello denunciable. La ley está dando la razón a esas protestas basadas en el artículo de la Constitución que proclama la inviolabilidad de los domicilios y el derecho a la vida privada, derechos pues que el ruido impide ejercitar y disfrutar.


Se produce un debate que trasciende a los medios de comunicación, sobre si se debe o no prohibir tal acto, y las opiniones se entrecruzan. En estas cuestiones entiendo que se está revelando un cambio estructural en nuestras sociedades. Me refiero a la concepción de lo público y lo privado, de la calle como espacio festivo público de uso libre, y a los derechos individuales de las personas a su privacidad, a su descanso, al silencio y al reposo. Ocurre que han cambiado las costumbres y los usos respecto al trabajo y al ocio en las sociedades modernas, al tiempo que se incorporan las mujeres de forma masiva al mercado de trabajo, y crece de manera considerable e imparable el número de personas de edad.


Actualmente cada vez más personas adultas laboralmente activas deben madrugar para incorporarse al trabajo, desarrollar sus jornadas en ciudades donde el desplazamiento puede consumir buena parte del tiempo, compatibilizar su vida profesional y familiar, llevar al colegio y recoger a sus horas a los niños, ocuparse de personas ancianas que pueden requerir atención especial, y en este nuevo estilo de vida el sueño reparador, el descanso en silencio se hace cada vez más necesario, tanto para el bienestar psicológico de las personas como por razones de salud pública, por el alto número de personas que sufren esas situaciones.


Todavía predomina la idea de que la calle es de todos para hacer lo que se quiera, de que la 'movida' de una ciudad exige barullo a todas las horas de la noche, de que la diversión es por antonomasia callejera y nocturna. Cuántas personas no habrán experimentado la desagradable sorpresa de oír timbrazos en mitad de la noche entre gritos y carcajadas de grupos que, ebrios (no creo que de diversión en sentido estricto), pasan por la calle y aún quieren divertirse más, a costa de otros, claro. En España la permisividad ha sido absoluta. No se respetan horarios que además son muy laxos, normativas sobre aislamiento, prohibiciones de salir fuera de los locales. Al revés, es hasta 'guay'. Es un país donde se ha avanzado mucho económicamente, que se ha convertido en una de las primeras potencias económicas del mundo, pero donde todavía no se ha perdido el pelo de la dehesa.


En las sociedades preindustriales, las personas se podían solazar sólo unos días al año en las fiestas que, normalmente con motivo de festejar a los santos patrones, servían para proporcionar una ruptura en la monotonía y la rutina de sus vidas. Pero ya no es el caso. Ahora se trabaja durante la semana, el estrés y los trastornos del sueño son las enfermedades que más se refieren, y se procura descansar el fin de semana para reponerse. En cuanto a las formas de ocio, muchas personas pasan un número determinado de días de vacaciones en algún lugar fuera del de residencia, se viaja, se conocen otros países, la televisión constituye también una ventana al mundo. Es una sociedad que en cuanto al trabajo y al ocio no tiene nada que ver con aquella que originó una serie de costumbres que incluyen el ruido como ingrediente principal y necesario en algunos casos.


No quiero decir que ahora deban perderse las ganas de pasarlo bien, de divertirse, de salir, pero casi todo puede ser compatible cuando existe una idea compartida socialmente del respeto a los demás. Y la emisión incontrolada de ruidos es un problema extendido que no afecta sólo a los habitantes de las ciudades, porque en los pueblos, o muchas urbanizaciones que cada vez se están convirtiendo más en 'entornos-dormitorio' de muchas personas, los ruidos de coches y motos a escape libre, de ladridos de perros, ruidos de aficionados al bricolaje temprano o tarde durante los fines de semana, o a la hora de la siesta, ponen de manifiesto el absoluto desprecio hacia el silencio y el derecho al descanso de los demás que existe en nuestras sociedades.


Las medidas judiciales que se están adoptando creo que están contribuyendo a ajustar las necesidades nuevas de las personas -y los derechos individuales que la modernidad reconoce- en una sociedad transformada, con las costumbres y tradiciones que provienen de sociedades primordialmente agrarias, que ya no existen pero de las que se conservan muchos de sus peores rasgos. Los ayuntamientos deberán sin duda adaptar sus normativas, y exigir su cumplimiento por la cuenta que les traerá, y de ese modo quizá podamos convertirnos en relación a las directivas existentes desde hace tiempo en Europa, en la sociedad moderna ¿y más amable! que nos corresponde.



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