domingo, 2 de septiembre de 2007

Domingo 2 de septiembre de 2007

El Mundo

Sanidad alerta que los jóvenes valencianos asocian las drogas con la diversión y el ocio.

Una encuesta observa que el consumo recreativo aumenta el viernes y sábado por la noche.














Nules prevé eliminar conciertos en fiestas pese a las quejas por la medida en Burriana.

El gobierno nulense valora la posibilidad ante la escasa participación en las celebraciones pasadas. La capital de la Plana Baixa sufrió el viernes una “cacerolada”.
























La Todolella cree que más pueblos pueden ser denunciados por ruido

El alcalde lamenta que la localidad turolense de Bordón sólo actúe contra ellos cuando se queja del impacto de todo el parque eólico.


























Levante

La oposición elude preguntar al primer edil por los ataques a los vecinos de Borriol

Algunos de los afectados portaron una pancarta para pedir la dimisión del alcalde

Ana Pitart, Borriol

http://www.levante-emv.com/secciones/noticia.jsp?pRef=3644_4_338912__Castello-oposicion-elude-preguntar-primer-edil-ataques-vecinos-Borriol

Vacío político. Esto es lo que sintieron ayer algunos de los vecinos de Poble Nou durante el pleno celebrado el pasado viernes a las 21:00 horas en Borriol. La polémica intervención del alcalde de este municipio, Adelino Santamaría, durante el descanso de la orquesta el pasado 23 de agosto, no estaba dentro del pliego de preguntas de los grupos políticos de la oposición.

El portavoz del grupo socialista en el ayuntamiento, Manuel Jaime Luis Casanova, no quiso entrar en valoraciones sobre la actuación de Santamaría en relación a las denuncias exhibidas públicamente de los vecinos. La única mención que realizó sobre este asunto fue para pedir al equipo de gobierno la creación de una comisión que se encargue de actuar en este tipo de situaciones. « No queremos que el pueblo se vuelva otra vez a enfrentar », puntualizó Casanova.

Entre las cinco preguntas realizadas por el portavoz del Bloc, Silverio Tena, ninguna estaba relacionada con los vecinos de Poble Nou. El único que se acordó de la polémica intervención de Santamaría - que se puede visionar en la página web levante-emv.com - fue el portavoz de VdeB, Jordi Carballeira. En su turno de preguntas, resaltó el tono ofensivo de la intervención del alcalde con los forasteros.

Sin embargo, Santamaría aseguró que sus palabras no tenían ningún carácter peyorativo. «Quien se sienta forastero en Borriol es porque quiere, ellos vienen y se encuentran con costumbres que chocarán con sus hábitos, pero no es mi problema », declaró. En este sentido, el alcalde afirmó que las fiestas seguirán celebrándose mientras « sean legales ».

La polémica no duró mucho, ya que Santamaría dio por finalizado el pleno a las 21:30 horas debido a que, según él, tenía otro acto para representar al municipio. Sin embargo, instantes antes de que abandonara la sala, algunos vecinos sacaron una pancarta en la que se podía leer: « Alcalde dimite, has puesto en verguenza a Borriol y a tu partido el PP ».

Policía Local y quintos

Aunque el pleno se desarrolló con toda normalidad, la Policía Local estuvo presente aunque no acude habitualmente a ninguna sesión. También hubieron otros asistentes insólitos como fueron los quintos. Algunos vecinos aseguraron que el alcalde les había « obligado » a venir en previsión de que pudiese haber algún conflicto y par dar una imagen de normalidad absoluta y de apoyo al primer edil.

A la salida, algunos de los vecinos de Poble Nou sintieron miedo ante « las posibles represalias de otros vecinos ». Asimismo, algunos de los asistentes a la sesión gritaron « forasteros » a los afectados por el discurso del alcalde.

La Voz de Galicia

El Concello de Baiona planta cara al botellón de los fines de semana

Cientos de jóvenes acuden cada noche a beber al aire libre al parque de la Palma y al paseo de la fortaleza

La Guardia Civil colaborará con los agentes de la policía local para estrechar la vigilancia en Monte Boi

Alejandro Martínez

http://www.lavozdegalicia.es/vigo/2007/09/01/0003_6103918.htm

El Concello de Baiona mantendrá este fin de semana un dispositivo de vigilancia especial para prevenir altercados durante el botellón.

La Subdelegación del Gobierno ha escuchado la petición de las autoridades locales y los efectivos de la guardia civil colaborarán con la policía local para prevenir que se produzcan actos de vandalismo.

El alcalde, Jesús Vázquez Almuiña, confió ayer que este mes de septiembre sea más tranquilo después de la oleada de gamberradas que se han producido durante las últimas semanas. Los responsables municipales han achacado esta situación a que el municipio sea uno de los puntos de destino del programa de transporte público «Noite Bus», que subvenciona la Xunta de Galicia.

Más de 600 personas llegan cada noche de los fines de semana en los autocares de ATSA dispuestos a pasárselo bien durante unas horas. Y algunos de ellos se comportan de manera incivilizada después de ingerir grandes cantidades de bebidas alcohólicas.

El paseo de Monte Boi, que rodea la fortaleza, ha sido uno de los lugares donde más se han concentrado los actos de gamberrismo. Los urinarios públicos situados en las playas han aparecido volcados en innumerables ocasiones y también se han producido destrozos en el mobiliario urbano, así como destrozos en las señales de información medioambiental.

Pero también hay propiedades privadas que se han visto afectadas por este fenómeno. Las quejas presentadas en el Concello se refieren fundamentalmente a daños en coches que están estacionados en la vía pública. También varios vecinos han protestado porque grupos de jóvenes han entrado en las piscinas de sus fincas particulares para bañarse desnudos.

Los altercados también se producen dentro los propios autobuses, una situación que los conductores se ven incapaces de controlar.

Hoy Digital

Cáceres, 24/08/07

CARMEN HERAS ALCALDESA DE CÁCERES

«La normativa está pensada para una forma de divertirse que no es la de hoy»

Carmen Heras abre el debate sobre las competencias en materia de ocio, empeñada en solucionar los problemas que genera la diversión nocturna

CLAUDIO MATEOS

http://www.hoy.es/prensa/20070824/regional/normativa-esta-pensada-para_20070824.html

La alcaldesa de Cáceres, Carmen Heras, se ha convertido en la protagonista política de la semana con su anuncio de que está dispuesta a asumir las competencias en materia de ocio, ahora en manos de la Junta, y utilizarlas para acabar de una vez con los conflictos que desde hace lustros genera la marcha nocturna en la ciudad.

-¿Siente que está liderando el debate sobre un posible traspaso de las competencias en materia de ocio a los ayuntamientos extremeños?

-Bueno, yo me debo sobre todo a mi ciudad, y lo cierto es que Cáceres ha sido, por desgracia, famosa en este asunto. Siempre me sorprendió que en otros lugares no había ningún tipo de ruido y aquí estábamos todos los días hablando de este asunto. Me parecía que algo no cuadraba en Cáceres, cuando en los demás sitios de Extremadura se está conviviendo sin tanto problema.

-¿Qué es lo que falla en la noche de Cáceres?

-A mí me parece que ha habido falta de decisión política por parte del gobierno local. Sin entrar en sus motivos, jugó mucho con tirar balones fuera, y jugó mucho con el planteamiento de que la Junta era la última depositaria de las multas que se ponían. Jugó con la Ley de Ocio, que en realidad no es más que un marco que da una serie de preceptos. Decía que ya estaba bien de que cualquiera en cualquier sitio pudiera estar bebiendo, y dejaba a los ayuntamientos la potestad de decir en qué lugares públicos se permitía beber.

Este Ayuntamiento tomó la decisión de mandar a todo el mundo al ferial, y con el tiempo lo que demostró la práctica fue que la gente estaba allí un tiempo, pero después se venía a la ciudad. La ciudad se quedó vacía de juventud a unas determinadas horas, pero luego volvía, y ahí entraba un poco el juego de las licencias y de la picaresca. Me preguntan por la calle por qué la gente no sale de casa más temprano, como se hacía antes. Pues yo no lo sé, pero el caso es que ahora es así.

Contacto con los jóvenes

-¿Cómo se informa usted de la realidad de la noche cacereña?

-Llevo más de 30 años trabajando en un centro universitario, teniendo contacto directo con gente muy joven, con los jóvenes de antes y con los de ahora. Siempre he tenido muy buena relación con ellos. ¿Qué pasa ahora? Que muchos alumnos me cuentan que prefieren irse a sus pueblos porque allí tienen mejor ambiente que en Cáceres, porque aquí realmente se aburren.

O hacen botellón, o nada. También he hablado a menudo con las asociaciones juveniles, durante todo el tiempo que llevo en política. Todos me decían lo mismo, que la marcha de Cáceres se había perdido. Cuando digo esto algunos sectores se ponen muy nerviosos, pero ¿ojo!, nadie está defendiendo el desenfreno, ni que la gente haga sus necesidades en la calle. Eso son conductas incívicas que hay que perseguir. Pero es que hoy en Cáceres cuando un matrimonio sale a cenar con sus amigos y después quieren ir a tomar una copa, no tienen dónde. No se van a ir al botellón, y a lo mejor no les apetece irse a una discoteca donde no se puede hablar. Eso es lo que está demandando la mayoría de la gente normal.

-Ha hablado de negociar un cambio en las reglas del juego, con la posibilidad de modificar licencias o ampliar horarios.

-A ver. Yo tengo ya una edad, y en mí época la chica joven que estaba en la calle hasta no sé qué hora tenía un mal nombre, pero ahora no pasa nada. La normativa está hecha pensando en una determinada forma de divertirse que no responde a la realidad de hoy. En lugar de darnos porrazos con la pared y criticar la forma de divertirse de los jóvenes, lo mejor, lo que debemos hacer, es actuar. Ahora bien, hay que defender también el derecho al descanso, que está por encima de todo lo demás.

Que nadie se preocupe porque yo no voy a llevar la bacanal a las calles ni a cambiar las reglas del juego si veo que perjudica a los vecinos. De todas formas los horarios siguen estando en manos de una comisión regional, en la que también están representados los vecinos, y cualquier decisión que se tome tiene que ser de mutuo acuerdo, o al menos con una mayoría amplia.

-Pero usted quiere tener las manos libres para negociar horarios.

-A mí lo que menos me gusta es la hipocresía de esconder la cabeza debajo del ala y decir: «¿Ah!, esto que lo arreglen no sé quiénes». No voy a esconder mi responsabilidad detrás de la de otros, como se ha venido haciendo durante los últimos tiempos.

-El presidente de la agrupación vecinal ha dicho, textualmente, que si negocia con los hosteleros le van a tomar el pelo, igual que hicieron con el PP. ¿Se fía usted?

-Cuando hablas con los hosteleros lo primero que te dicen es que ellos mismos están divididos. Además, faltan unas premisas generales que todo el mundo pueda respetar, porque hay quien cumple muy bien, pero muy bien, y hay quien juega a la picaresca porque tiene una licencia determinada y después resulta que está haciendo otra cosa.

Hay bares que cierran a su hora y abren cuatro horas después, lo cual estaría bien si sirvieran desayunos, porque en teoría, según dice su licencia, no tendrían que ser locales de copas. El problema de esta ciudad es que muchas veces cada uno mira sólo a lo suyo y nunca por los demás. Yo estoy convencida de que la ciudad tiene muchas posibilidades y muchas buenas cabezas, que no faltan ideas.

-¿No le asusta pegarse de bruces con la realidad, que sea imposible poner orden y llegar a acuerdos?

-Sé que es muy complejo y muy difícil, y sé que puedo errar, pero también sé que el que no arriesga no consigue nada.

Lo que me parece tremendo es que todos los días tengamos 25 denuncias de vecinos que se quejan de los ruidos, y que una ciudad como esta no tenga un sector hostelero medianamente organizado. Me refiero, claro está, al interés general, no a lo que cada uno tiene que hacer en su casa. En lo que sí queremos intervenir es en que para dar una licencia se tengan que cumplir unas determinadas normas, y ahí el ayuntamiento sí que tiene capacidad. Lo que quiero es retocar la normativa de manera que sirva y que sea útil.

El Periódico

2/9/2007 Edición Impresa LOS MOLESTOS HÁBITOS DEL PUEBLO ESPAÑOL // IAN GIBSON

El ruido nacional

Algunos ayuntamientos tratan de frenar los excesos decibélicos que se suceden con total impunidad

IAN Gibson*

http://elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=437695&idseccio_PK=1006&h=

Hace unos 20 años me llamó mucho la atención un artículo de Domingo García Sabell sobre la tendencia española a gritar "en demasía" y "por todo". Lo acabo de releer. El culto y afable gallego --a quien tanto echamos de menos-- se queja de que, en España, "se gritan hasta las confidencias". Que en las cenas y otras concurrencias todos hablan con "grandes voces" y a la vez. ¿La explicación? "Andamos a la búsqueda del asombro de los demás" y se alza la voz mirando al tendido, "esperando la tácita ovación del público". Somos "espectaculares". La consecuencia, en opinión de García Sabell, es que en España el diálogo --el diálogo auténtico-- "apenas si se produce". ¿Y cómo se puede producir, si "un yo vocifera y otro yo le responde, y ninguno de ellos se entiende"? Todo ello lo considera muy grave, entre otras razones porque, cuando no hay disposición dialogante, la diosa razón "se retira, se agazapa o huye lejos, donde no la perturben y pueda llevar a cabo su labor, su pacífica labor de deslinde, de aclaración y de entendimiento". Como se ve, el escritor estaba de acuerdo con el consejo de Machado: "Para dialogar, / preguntad, primero; / después... escuchad".

Me ha interesado constatar que, al referirse a los excesivos decibelios emitidos por sus compatriotas, García Sabell utiliza tres veces el sustantivo "alarido", y una vez "algarabía". Voces, claro está, árabes. No conozco la opinión al respecto de los especialistas, pero tengo la impresión de que aquel idioma es rico en términos expresivos de distintas variedades de estridencia vocal (ha dejado en el español, además de los dos utilizados por nuestro autor, por lo menos otros cuatro: albórbola, alboroto, alborozo y algazara). A juzgar por mis conciudadanos del barrio madrileño de Lavapiés, el árabe se habla alto en sitios públicos. ¿Será que los "alaridos coreados" y "atroces alaridos" que tanto ofendían a García Sabell son en parte un resultado más de la larga presencia musulmana en la Península?

Antes que el gallego, ya había comentado Azorín, en su librito Castilla (1912), el fenómeno de la algarabía circundante. "Muchas veces hemos pensado --se lee allí-- que el grado de sensibilidad de un pueblo --consiguientemente, de civilización-- se puede calcular, entre otras cosas, por la mayor o menor intolerabilidad al ruido. ¿Cómo tienen sus nervios de duros y remisos estos buenos españoles que, en sus casas de las ciudades y en los hoteles, toleran las más estrepitosas barahúndas, los más agrios y molestos ruidos: gritos de vendedores, estrépito de carros cargados de hierro, charloteo de porteros, pianos, campanas, martillos, fonógrafos?".

García Sabell, y por supuesto Azorín, reflexionaban cuando toda- vía no había llegado el teléfono mó- vil, cuyo abuso convierte hoy en infernales los viajes en tren y en auto- bús. Pronto será el turno de los desplazamientos en avión, si hemos de creer lo publicado recientemente en los medios (Adiós a la tranquilidad a bordo, decía un titular reciente, y debajo: Vodafone, Air France y Ryanair ultiman el servicio para que los pasajeros usen en móvil en vuelo).

Acompaña a la licencia para hablar alto cuando se quiera la de cometer otros excesos decibélicos con igual impunidad. Menos mal que hay ayuntamientos que están reaccionando, sobre todo, como era de esperar, en Catalunya, donde siempre se ha sabido más de civismo que en el resto del Estado. Entre dichas corporaciones, el tripartito de Badalona, que, según leo en este diario, redactará este mes, siguiendo el ejemplo de Barcelona, Mataró y L'Hospitalet, una ordenanza específicamente destinada a la lucha contra el ruido y otros desmanes medioambientales, con la creación de un cuerpo especial de agentes encargados sobre todo de perseguir a los grafiteros, los coches discoteca y las motos demasiado ruidosas. Es decir, de mejorar en aspectos esenciales --que teóricamente garantiza la Constitución-- la calidad de vida de los ciudadanos. Ciudadanos de un país caluroso donde, en verano, lo habitual es tener que dormir (o tratar de dormir) con la ventana abierta.

LA CLAVE del éxito será, seguramente, la eficaz presencia en la calle de tales agentes cívicos. En Madrid han desaparecido absolutamente las patrullas de a pie. Y con ello la posibilidad, entre otras cosas, de que la autoridad pueda parar una moto demasiado estrepitosa o un coche con la música puesta a tope. Anarquía acústica es lo que hay por estos pagos. Y lo mismo a la hora de recurrir al claxon. ¿Por qué no imponen los ayuntamientos tajantes restricciones en este caso también, como se hace en muchas ciudades europeas? ¿O es que una vez más España tiene que ser diferente, como si solo aquí nadie fuera capaz de modificar un poco sus hábitos?

Entretanto, mientras muchos jóvenes, y no tan jóvenes, siguen conduciendo después de beber, con los lamentables resultados consabidos, la Iglesia no deja de arremeter contra Educación para la Ciudadanía. ¡Qué rentrée nos espera! Lástima que no esté aquí, para apelar a nuestro sentido común, el maestro García Sabell, aquel sabio de modales suaves que no aguantaba el griterío incívico de tantos paisanos.

*Escritor.

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